Fueron dos semanas de descanso y paz marinas que agrandaron el sabor peculiar de la ciudad que se empeñaba, por encima de cualquier vaivén económico, en ser turística, fina y educada
“Desde que las luces del ocasional escenario iluminaran mi objetivo, nunca cambié el paso: mandar al otro barrio a hombres-machos se convirtió en mi única pasión..."
Y la ventana, siempre fiel a la cita, cumpliendo perfectamente su misión, de la casa grande me traía, como si un regalo fuera, las dulces y pausadas palabras susurradas de mis vecinos.”
Que durante más de siete años nos estemos asomando, y alongando, a esta mezcla de FOTO y TEXTO es algo que ni siquiera, en nuestros entusiastas comienzos, aventurábamos.
“Aquel rincón, lleno de soledad en invierno, en las alargadas tardes de verano, lo disfrutábamos al fresquito donde lo divino y lo humano surgían en cada palabra y en cada mirada
... endulzada por el mar Mediterráneo, proyectaba una luz tan única que Sorolla logró atrapar para siempre en sus cuadros: él también miraba desde lo alto, aunque no lo pareciera.