Rosa María Martinón Corominas, se ha quedado atrás de manera intencionada: solo vemos que, su coincidencia con las palabras del autor valenciano, nos parecen dignas de resaltar.
Y, entonces, traspasamos la frontera como si cruzáramos un barranco, un parque de la infancia o una calle de juegos, donde los coches son tan pocos que caben en los dedos de una mano
"...Si un buen poema, novela o canción logran cambiarnos la vida, una viñeta, un dibujo, una caricatura, también lo consigue desde la cercanía más discreta..."
"... estamos en condiciones de afirmar que al leerlo descubrimos un tesoro que hemos logrado rescatar de las profundidades de los mares del Sur, siempre tan sugerentes, misteriosos y lejanos..."
Los tiempos extintos, donde éramos lo que éramos, se han esfumado inevitablemente, como las cartas que nadie escribe: hasta la correspondencia es otra.
Y en esa mezcla de personas de toda clase y condición se adivina quién no lleva zapatos, así como los que visten de manera impecable. Esa mescolanza sigue presente hoy día, pero ha adquirido las nuevas formas de estos tiempos que siguen siendo, cuando menos, raros.
La Laguna es hoy una ciudad llena de tendencias, donde la tradición se mestiza con lo nuevo y, en ese recurrente barullo, sobresale por encima de otras
Es una mirada amplia la de este artista, que se detiene en pequeñas aventuras que dan vida plena y auténtica a Isaco: la configuración de un futuro desde el pasado prehispánico.
"Desde hace mucho tiempo, ya no hay cagadas de moscas en los bombillos; bueno, ni en las luces como las que había en nuestra infancia, incandescentes..."
"...quienes marcan la pauta siempre son los marcadores que en su continuo vaivén y personalidad adquirida, como las olas sin memoria del mar cercano y tranquilo, esperan la oportunidad de poder entrar en acción"
Aquí, en esta pensión, me han ofrecido ser recepcionista de noche. Y he aceptado: me viene bien dormir de día y trabajar en las horas negras y oscuras...
Este mes insoportable lo vivimos con mascarilla y lo cierto es que los ojos resultan insuficientes para expresar asombro, alegría, extrañeza o tristeza.