Me pregunto cuánto hay de verdad en eso que dicen. Ya sabes, eso de "para que unos estén arriba, otros deben estar abajo".

Me pregunto si es verdad que para yo escribir desde un portátil, otros no pueden saber ni lo que es la electricidad.

...Si para yo ver las miserias del mundo en vivo y en directo, otro debe ser el miserable que observo a través de mi televisión inteligente.

...Si para yo poder desplazarme cómodamente en mi coche otro tiene que andar veinte, treinta o cincuenta kilómetros descalzo.

...Si para yo poder consumir otros tienen que ser consumidos.

Me pregunto cuánta cuota de culpabilidad tengo y cuánta estoy dispuesto a aceptar.

Me pregunto a cuánto estaría dispuesto a renunciar para que otros aceptaran algunas migajas.

...si renegaría de mi ropa de marca que renuevo en rebajas, en Semanas Fantásticas y en Viernes Negros.

... si renunciaría a las redes sociales donde muestro mi indignación y mi solidaridad.

Me pregunto si debo rezar a todos los dioses o blasfemar contra cada uno de ellos.

Me pregunto si nacemos buenos o somos lobos, pirañas, hienas devorándonos unos a otros.

Me pregunto cuántos días estaré preguntándome estas cosas hasta que ya no me importen las preguntas ni mucho menos las respuestas.

Me pregunto si es mejor la pasión en caliente o la hipocresía en frío...

... y me respondo que no tengo ni la más mínima idea de nada.