Cuando echamos un ojo a las estadísticas de mujeres asesinadas en nuestro país y en todo el mundo, la única reflexión que cabe es la de que todavía queda mucho por hacer. En estos días en los que se fragua una nueva guerra utilizando una vez más el argumento del terrorismo, no podemos olvidar que las mujeres, por el simple hecho de ser mujeres, llevan años sufriendo el terrorismo doméstico y civil y ningún país ha declarado una guerra en su nombre. Son muchas, demasiadas, las que han quedado en el camino, y ya está bien de permitir, que una mujer pierda su vida porque un hombre se cree que tiene el derecho de arrebatarsela.






























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