Microrrelato: Fritura

Anibal García Llarena Jueves, 29 de Octubre de 2015 Tiempo de lectura:

anibalgarciallarenaSiempre comienza a hacer la fritura a la misma hora, muy temprano.

El olor sube por el patio de luces y me despierta. (Por fin me libré de ese maldito "Riiiiing riiiiing", ahora mi despertador suena a aceite hirviendo y huele a ajo y cebolla).

Pero justo al momento, y con ese aroma, sube también su voz quebrada, conversando con su hermana por teléfono.

Las mismas frases; el mismo saludo diario, como si fuese un guión. Ya puedo adivinar incluso lo que se dice al otro lado de la línea.

Entonces recuerdan a su madre y lo solas que las dejó al morir.

Mi vecina llora mientras intenta consolar a su hermana, pero parece que no puede ninguna de las dos.

-Debió ser una gran mujer- pienso siempre.

Y llega el momento en el que quiero actuar y gritar por la ventana:

- Doña, ¡la fritura se le está quemando!

Nunca me atrevo a hacerlo ni a romperles la rutina, pues no sé lo que puede ocurrir.

Huele mucho a quemado. Se oye un suspiro:

-¡Ay! Hasta mañana.

El cuelgue del telefóno.

Lloro. Y para amortizar mi llanto, me pongo a picar cebolla.


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