Una vez más, cae una tromba de agua y buena parte de la isla queda patas arribas, puesto que las infraestructuras públicas que han costado una millonada, no resisten tanta agua junta. Es el cuento de nunca acabar, ya que no es la primera vez que pasa y está claro que no será la única. Es incomprensible que carreteras relativamente nuevas como la del Norte se un caos por la lluvia, con desprendimientos incluidos, y que el túnel de Julio Luengo, una vez más se inunde. Como uso y costumbre, nadie dará explicaciones porque la culpa es del tiempo, pero eso de gastar millonadas en infraestructuras que no pasan la prueba del algodón está sobre la mesa aunque a algunos no le gusten.






























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