El abarrotado tren de la crisis
El reparto de refugiados ya está hecho por parte de los organismos de la UE, sin tener en cuenta nada de lo que pueda ocurrir con la llegada masiva de inmigrantes a ciertas poblaciones de nuestra geografía y sin oír la más mínima objeción o contradicción por parte del Presidente del Gobierno Sr. Rajoy; no obstante ya lo anunció el amo del arcón de los recursos dinerarios Sr. Montoro "¡¡será por dinero!!" o el mismo Jefe del Estado "¡¡somos un pueblo solidario y haremos lo que tengamos que hacer!!", aunque la realidad es bien distinta y lo verídico es que "¡¡haremos lo que nos mande Ángela Merkel!!" que suena más sincero la verdad sea dicha.
Metidos a solidarios comenzará la Administración por atender las demandas de los refugiados mediante el reparto equitativo de estos por las diferentes comunidades y en ese momento empezará la sociedad española a darse cuenta de que si las viviendas vacías son ocupadas por familias venidas desde el horror de las guerras, ellos también tienen derecho a beneficiarse de ser supervivientes de una crisis que les dejó en la pobreza. Es decir, que héroes y villanos se confunden entre tanta apariencia solidaria y tan solo buscan adecentar una imagen deteriorada antes de que los refugiados llegasen a Europa con lo puesto.
Es políticamente incorrecto desatender la llamada de la Unión Europea, así como indecoroso a la imagen dada por la sociedad española durante décadas pero, las interrogantes abundan en la calle no sin una preocupación sonora sobre lo que el Gobierno hará a partir de ahora si los millones que tenía escondidos los han sacado a flote para atender las solicitudes ordenadas por la UE. El país sigue en crisis por más que el Presidente diga lo contrario o atienda a sus discursos banales con la ya aprendida lección de que la macroeconomía funciona y por tanto los hogares españoles tendrán su cuota de participación por el resurgimiento de nuestra economía.
La masa social proveniente de una huida de la línea de tiro a la que constantemente estaban expuestos buscando un lugar donde asentar a sus amenazadas familias ha traído como consecuencia inmediata un cambio de diálogo en los debates diarios y ha desplazado en algunas partes de Europa la preocupación social del desempleo por la búsqueda solidaria de recursos con los que abastecer a los desplazados Pero no podemos descuidar los problemas que las familias siguen sufriendo en nuestro país, la extrema situación de hogares en la pobreza y la exclusión social de muchos de nuestros ciudadanos por la falta de recursos del gobierno al que pertenecen por región y la dejadez del Estado en idear programas suficientemente atractivos que atraigan empleo y con ello salarios convenientes con los que vivir dignamente.
El problema es de dimensiones extraordinarias, ahora tan solo tendremos una muestra de la constante llegada de refugiados a los países de la Eurozona y España sumará a la acostumbrada llegada de inmigrantes a sus costas con el aumento de las necesidades básicas para repartir entre todos los afectados. Todo esto llega con el final de la legislatura popular, a pocos días del debate catalán y con la expectación por ver si ese renacer de nuestra economía al que el Sr. Rajoy aboga, será en poco tiempo visible al bolsillo del ciudadano. Los problemas se agudizan con la necesidad de recibir a los refugiados tal y como los Derechos Humanos mandan y nuestra sociedad representa pero ¡cuidado! , no podemos descuidar el concepto de solidaridad como primordial y dejar el contexto social en vías de recuperación para cuándo la campaña termine. Sería un error con consecuencias alarmantes intentar repartir dádivas a costa de pérdida de derechos por el resto de la población.
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