Don Juan Ayala y Arucas

Opinion

juanferreraAlguien dijo alguna vez, y con razón, que son los libros quienes eligen a sus lectores. Y, además, tengo para mí que lo hacen de manera recurrente. Días atrás, inclinado en la estantería, me volví a tropezar con él: un libro que me regaló hace ya treinta años mi amigo Carmelo Trujillo.

Librojab"Noticias sobre el templo de San Juan Bautista de Arucas" es su título, editado por la Fundación Mutua Guanarteme en 1985. Su autor, el párroco don Juan Ayala Benítez, de gratísimo recuerdo en nuestra ciudad, trazó una primera aproximación a las vicisitudes en torno a la construcción de la "catedral de Arucas", que no llegaron a tener continuación debido a la sorpresa y estupor que supuso su fallecimiento el 24 de febrero de 1985. José Miguel Alzola, prologuista del libro, lo dijo muy claro: "el estudio que se propuso realizar no está terminado, pero lo hecho representa una aportación singular sobre el esfuerzo que significó levantar, en el siglo XX, una iglesia labrada sillar a sillar con técnicas medievales".

Tanto en el prólogo como en el apéndice se deja constancia clara y exhaustiva de la figura humana y eclesiástica de don Juan Ayala Benítez, donde diferentes personalidades como Agustín de la Hoz, el padre Heraclio, José González Ríos, J.J. Armas Marcelo, y tantos otros, glosaron su personalidad y dejaron constancia de su temprana marcha a los 55 años de edad. Recuerdo que en casa del escritor lanzaroteño Agustín de la Hoz, al saber que yo era de Arucas y que el párroco era don Juan Ayala, me comentó sobre él que "es un santo varón". Palabras que no he olvidado y que, ahora recurrentemente y nada más tropezarme con el libro, han regresado a mi memoria y se han hecho visibles de nuevo después de tanto tiempo.

JABEn 15 pequeños y rigurosos capítulos, con numerosas notas, don Juan Ayala recorre la creación del templo y lo acerca al gran público: un 19 de marzo de 1909 se coloca la primera piedra; "el domingo 13 de agosto de 1911 se termina la primera parte de la obra, hasta la altura de la cornisa"; los siguientes seis meses se paralizó la obra por el invierno y el 20 de marzo de 1912 comienza la segunda fase; el 9 de enero de 1915 se coloca la clave en la bóveda central y el 19 de marzo de 1917 se celebra la primera misa pues, en lo sustancial, el templo estaba terminado. Quedaba la cuarta torre, que se inicia en 1930 y que no finalizaría hasta 47 años después: el 24 de junio de 1977, siendo párroco don Lorenzo Aguiar .

Recuerdo su humanidad y simpatía y aún me parece verlo comprando en el "minirmercado" de Sindito, en Arucas, y hacer unos chascarrillos a cuenta de los muslos de pollo que iba a preparar para el almuerzo. También recuerdo que, al tropezarme con él en la esquina de Reloj con León y Castillo, le dije socarronamente: "con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho". Y él, que no se quedaba atrás, le dio la vuelta al asunto y nos reímos los dos. Sí, sí, como dijo Agustín de la Hoz: "un santo varón".

Y todo esto viene a cuento porque en este mes de agosto raro y extraño de 2015, el libro de don Juan Ayala Benítez volvió a elegirme como lector... ¡¡treinta años después!!

Es el valor de los libros impresos; como ya ustedes saben.


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