Stradivarius & Discovisión

Antes, cuando la isla era más grande y las distancias medían lo que medían, en la capital había dos extraordinarias tiendas que vendían música. Los LP del momento los podías conseguir en "Stradivarius" o en "Discovisión", ambas en la calle Peregrina, extraordinariamente surtidas. Es verdad que había otras tiendas, pero en mi primera juventud aquellos dos locales colmaban mis incipientes necesidades musicales.

Recuerdo que bajaba a Las Palmas desde Arucas y lo hacía en los viejos piratas, cuya "estación central" estaba ubicada en Bravo Murillo, por aquel tiempo calle de doble sentido y arteria principalísima en los años 70 del siglo pasado. Como mi padre tenía un plano de la capital, me aprendí de memoria el recorrido desde Bravo Murillo hasta Peregrina, y allí iba yo derechito como una vela a mis 14 años solo y en la capital. Todo un logro. Recuerdo haberme aprendido el nombre de todas las calles transversales que no debía coger, solo dejar atrás. Cuando llegaba a "Stradivarius", al principio mismo de Peregrina, esquina con Malteses, echaba un detenido vistazo y luego iba a "Discovisión". Posteriormente elegía y siempre compraba en las dos, pero nunca a la vez; más que nada porque el dinero era el que era y solo daba para un LP.

Así que con el "sueldo" que me daban mis padres los domingos, iba guardando una parte, y a veces todo, para ir haciendo "un puñillo" con el que comprar el LP de los Creedence Clearwater Revival, o Los Sabandeños, o Cabaret, la película que interpretara Liza Minelli, los primeros Sancochos, Waldo de los Ríos, con su "Mozartmanía", y tantos otros.

Luego el regreso a Arucas. Se deshacía el camino andado y las prisas y el deseo por escuchar en el pequeño tocadiscos NATIONAL la música tan anhelada. También recuerdo cuando a las cinco y media de la tarde salíamos del colegio (antes el horario era partido), junto con la merienda tocaba escuchar el penúltimo LP comprado, porque el último estaba por venir.

Desde luego, en aquellos años la inmediatez ni estaba y ni siquiera se la esperaba.