¡Vamos a contar! ¡Que no salen las cuentas!
Dice el refranero "popular" a pesar de sonar a paradoja eso de "aunque la mona se vista de seda...." y le viene que "...de anillo al dedo" al hecho modernizador del partido que sostiene el Gobierno de nuestro país que trata de querer hacerse notar entre la ciudadanía añadiendo al logo característico un circulo con el que pauta el vuelo de su gaviota. Sin duda un intrascendente movimiento ante el que la inmensa mayoría piensa en las cantidades a partir de ahora satisfechas por la cúpula nacional de la formación para consolidar el cambio en documentos, propaganda, banderolas en las sedes repartidas por toda la geografía y como no podía ser menos, en los carnets de los afiliados noveles pues no tendría sentido tener que modernizar la totalidad de sus integrantes ¿o tal vez sí? Todo depende del dinero recibido por los donantes anónimos a los que seguro les viene bien desembolsar algunas cantidades sobrantes de sus cuentas.
No obstante todo esto nos ha valido para saber algo más de ornitología pues si antes teníamos constancia de que la gaviota era un ave carroñera ahora conocemos que no era ese el animalito volador del logo popular, su nombre es charrán y entre las definiciones catalogadas en el diccionario figura el apéndice de tunante o pillo, la verdad es que algo más fino si suena todo hay que decirlo.
No es que me guste criticar por todo al Partido Popular, nada más lejos de mi intención no resultar lo suficientemente objetivo como para idear una constante ofensiva en los artículos de opinión; la cosa es más sencilla, son los populares los que nos sirven en bandeja tanta desconsideración sin merecerla. Sobran las malas interpretaciones en estos momentos sobre lo que es bueno o malo para los partidos en cuestión, la liza la promueven ellos mismos con los manejos absurdos de sus ofertas.
Toda esta política que se nos viene encima es producto de la mala fe de muchos representantes de carácter nacional e internacional como la Sra. Lagarde y su FMI, con esos estudios tan poco evidentes de que España está a la cabeza del crecimiento europeo; sin duda aquellas soeces palabras en sus disertaciones sobre la edad de ser o no útil a la sociedad le está siendo recompensada con unas observaciones parecidas a una desesperada formula de llamar la atención y ser perdonada que a una realidad que no se parece en nada a los estudios de su organismo.
¿Pero cómo es posible que sean tan maliciosos representantes del engaño dando a entender un crecimiento de las grandes empresas cuando los desempleados sufren las consecuencias de un largo periodo sin atisbo de encontrar trabajo? Realmente resulta ofensivo todo este espectáculo de mentiras que solo generan desafección ciudadana, incrédula ante la poca valentía del Presidente Rajoy en acallar discursos o análisis económicos desacertados.
Las intenciones de algunos por acaparar la máxima expectación posible para transmitir alivio en la sociedad española es tal que parecen ponerse de acuerdo en mostrar a España como modelo europeo, ya no es el Fondo Monetario Internacional (FMI), se añade a su discurso la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) dando a entender que nuestro sistema político ha conseguido el bienestar social suficiente con el que transitar más pausadamente por la Unión Europea (UE) alegando un crecimiento laboral que rebajará las listas del 20% de la población activa en el INEM ¿Hay que creérselo? Pues claro que no, porque semejante absurdo no se lo cree ni el ministro de Economía, que de ser ciertas todas las afirmaciones debería ser Presidente del Eurogrupo ya mismo, algo que al contrincante holandés no le gustará sin duda sabedor de lo incierto de las conclusiones por sus colegas alemanes; no podemos saber entonces las verdaderas pretensiones que conlleva lanzar declaraciones y estadísticas por todos lados si después la razón la llevan otros.
Lo increíble de toda esta situación sin embargo no son esos análisis poco menos que despreciados por los ciudadanos sabedores de la falta de sinceridad en sus formulas, lo incomprensible es que a la par de toda esta amalgama de estudios no se toma con la importancia debida esos que están realizados desde el asfalto, a pie de problema, como los de Cáritas, cansada de decir a los gobiernos en las autonomías y al Central que los niños en las cavernas de la pobreza son cada vez más numerosos y que la ayuda llega a cuentagotas desde algún donante caritativo que prefiere dar sus recursos a quien más lo necesita que a donarlos a los partidos para difuminarse entre sus enturbiados caudales.
Desde que la izquierda ya no es tan izquierda como su nombre indicaba ni la derecha se alinea lo suficiente para equilibrar posturas, los socialistas se parecen demasiado al espectador interesado en disfrutar la segunda parte del encuentro político. Y es que esa situación tarde o temprano llegará a ser trascendental y sumamente exigible por las circunstancias sociales y económicas de un país demasiado optimista desde el exterior y nada esperanzado a nivel interno en los hogares empobrecidos que aún mantienen un techo sobre sus cabezas.
Es buena la pluralidad de partidos políticos que suman ideas nuevas para rebatir aquellas obsoletas o simplemente intocables por alterar su ideología; claro que todo lo que sea sumar es bueno pero ¡Cuidado! Puede que parte de esa pluralidad venga provocada por deseos de protagonismo de unos nuevos líderes en el escenario político y que en su afán de sentirse fuertes por los resultados de las pasadas Elecciones Municipales y Autonómicas vean a un paso la entrada al Gobierno de España. Puede que se confundan de forma a la hora de querer hacerse valer por puro narcisismo, rechazando manos tendidas que quieren cambiar la forma de hacer política en nuestro país en un momento clave para ello y en ese afán de liderazgo caer en el error del desprecio a la experiencia.





























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