¡No más y tú más!

Opinion

juanantoniosanchez2014buenaDeben de terminar las posturas descalificadoras de nuestros representantes políticos de una vez por todas, acabar con el excesivo uso de palabras malsonantes en el lugar elegido por nuestra democracia para consolidar posturas afectas a la sociedad que estos atienden se considera ya un motivo suficientemente grave como para dejarlo a un lado.

Si defender a los ciudadanos que representan es dar un golpe en el atril dirigiendo palabras despectivas a la otra parte del escaño se considera UN ACTO importante en una discusión política es que a todas luces, la manera de trabajar por los intereses de la ciudadanía se hace peligrosamente inútil.

Nada se construye en sociedad sin la participación de todas las partes que la integran, a tener en cuenta los parámetros de uno se le denomina trabajar en equipo, algo fundamental para salir con buen pie del atolladero económico que nuestra sociedad sufre. Lejos deben quedar los improperios desagradables sin excusa alguna para ello al ser evidente que cada cual defiende unos intereses distintos y que sin duda, deben de confluir con la otra parte si queremos hacerles valer en algo. Demasiados insultos en el gran teatro político originan con el tiempo algo parecido al odio, al desenfoque de la realidad de manera automática y a utilizar el traspiés del contrincante en beneficio propio sin tomar en consideración que las piedras siguen en el camino y más pronto que tarde pueden caer en el mismo punto.

Se toman en consideración demasiado a la ligera unas redes sociales que sin quitarles importancia, sirven en muchas ocasiones para desviar la atención del verdadero mensaje para caer en el olvido al siguiente comentario. La información nos atropella incluso en los pasos destinados para recomponernos del agobio atroz que nos envía hacia un tremendo solar lleno de palabrerías, actos de ultraje permisivos a los que la ciudadanía queda escéptica y resultados oscuros. En definitiva, que en las redes utilizadas por la mayoría de la sociedad que nos rodea, incluida la clase política, nos engullen sin masticar la verdad y trafican con la mentira sin darnos cuenta de ello. La información nos asalta allá por donde estemos sin piedad, tirándonos a la cara noticias de dimensiones extremas que al final quedan sumergidas en otros ciento cuarenta y tres caracteres sin apenas entenderlo.

Una sociedad moderna es algo evidentemente a lo que aspiramos en el tiempo sin dejarnos avasallar por las nuevas tecnologías y sin despreciarlas a la ligera pero, si reflexionamos en ello averiguaremos que a pesar de ser esta sociedad moderna vamos perdiendo una parte intrínseca de las personas, el razonamiento de la noticia, el debate pausado y la oportunidad de ver la realidad desde diferentes campos. Cruel puede ser el hecho de mantener una conversación mediante un avance tecnológico desde el cual no se puede apreciar la temperatura corporal del comunicador ni los motivos a los cuales apunta para condicionar la conversación, pero evidentemente, el hacerlo frente a frente conservará el calor de los comentarios y la posibilidad de variar el sentido de las palabras si el mensaje lo requiere. Pedir perdón es un acto de valentía en toda persona que se precie de ser honesto con sus ideas y humilde en sus disposiciones pero esta percepción a través de unos caracteres o unas notas insertas en el muro de la red social pasan inadvertidas por haber sido manipuladas al antojo de aquel que sabedor de su mala influencia las recoja en su beneficio. Las personas, a pesar de ser animales dotados de una inteligencia superior en algunas ocasiones nos volvemos fieras sin piedad deseosas de destrozar a todo aquello que se le ponga a tiro de zarpa. Nos queda mucho por aprender de las nuevas formas de comunicación para ser capaces de manejarlas con la seriedad que se requiera en cada caso y no ser utilizadas por aquellos que solo quieren nuestra caída en beneficio propio.

La incoherencia en los actos de cada uno pueden convertirse sin desearlo en herramientas destructoras de su identidad personal, defender con dignidad estos valores pasa por ser comedidos con los demás y sin olvidar las redes sociales hacerlas un poco más utilizables en beneficio de todos. El desafecto abusivo de la sociedad en relación a los colectivos más débiles demuestra hasta qué punto las nuevas tecnologías son capaces de desatenderlos al pasar inadvertidas tras el trasteo del teclado con una noticia diferente.

Se nos pasa el tiempo tan rápido que los temas puntuales de información desfilan ante nuestros ojos sin que seamos capaces de percibirlo y esto demuestra algo destacadamente vivido a diario, solo conocemos el titular de la noticia para pasar después a otro tema diferente.

De una sociedad globalizada se requiere un avance progresivo en sus modos de actuación, el pluralismo existencial de ideas apremia a consolidar métodos de convivencia definidos, normas de colectividad con las que afrontar nuevos retos.


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