Demócratas

Opinion

leonilocartel2015Las recientes elecciones, locales y autonómicas, han resultado muy reveladoras. No porque se hayan operado algunos cambios o, por qué no, por la tendencia a la baja del actual partido del gobierno, el de los recortes disímiles, según a qué colectivo fuesen encaminados. No solo, algunas cuestiones más se han puesto de manifiesto tras el resultado de los comicios.

Nada voy a referir sobre las organizaciones que se sintieron ganadoras, como siempre todas tuvieron algo para expresar su orgullo y satisfacción por los votos alcanzados. Siempre se ha dicho, quien no se consuela porque no quiere. En eso deben haber caído muchas de las organizaciones cuando asomaron, esa misma noche, ante la opinión pública por alguno de los medios a su alcance. Todas nos mostraron, con mayor o menor grado de dolor en sus rostros, el buen resultado de los comicios para su organización. Es así, supongo forma parte del ritual electoral, como la pegada de carteles vamos.

De cualquier manera, si todo lo anterior forma parte de la normalidad de unas elecciones, en esta ocasión hubo algo diferente. Me refiero a esas alharacas mostradas por algunas personas, en concreto por quienes vieron frustradas sus expectativas, sin poder conceder un minuto de tregua a quienes les ganaron en buena lid. Salir ante los medios, haciendo uso de un discurso propio de tiempos pasados, no mejores a pesar de lo expresado por Jorge Manrique, dice poco de la persona protagonista de tales hechos. No obstante, tampoco hemos de sorprendernos, suele ser su comportamiento habitual en situaciones semejantes.

Lo lamentable en esta ocasión, por no ser un comportamiento digno de demócratas, no fue la pataleta – a juicio de su oponente –, sino ese denodado afán por no asumir los resultados de las urnas, con lo que viene a poner en evidencia lo sospechado: solo admiten los resultados beneficiosos para sus intereses. Con sus artimañas, propias de la trapacería, nos viene a dejar claro cuál es su talante democrático, a pesar de su ímpetu por ir gritando a los cuatro vientos su condición. Ya dicen, dime de qué presumes y te diré de qué careces. Aquí se materializa con toda su fuerza dicha expresión.

Algo parece estar claro en todo este asunto. No es otra cosa sino el papel de los medios de comunicación haciéndose eco de todas sus intervenciones. A los hechos me remito pues, durante cuarenta y ocho horas nos fue cambiando el discurso, con sus constantes majaderías, que nada aportan a la situación. Lo más gracioso, si la tuviese, es el afán por amedrentar, como si el resto del mundo gozase del mismo nivel que el suyo. Sobre todo, porque con sus intervenciones va desvelando – para quienes aún estaban en babia – cuáles son sus verdaderos orígenes. Echar mano de bolcheviques, comunistas y demás sandeces, pasando por ese obligado destino venezolano, con el único objetivo de lograr sus propósitos, deja clara cuál es su capacidad y su escuela. Si alguien no lo tuvo con las reiteradas andanadas durante la campaña.

En fin, para no dar más pábulo a quien no lo merece, si algo nos sobra es el comportamiento democrático. Me refiero a la cantidad del mismo, oculto vaya usted a saber dónde y a la espera de qué, pues no se hace un excesivo derroche en el día a día, al menos en situaciones como la comentada.


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