
Isla de Fuerteventura,
llegó sin complejo alguno
un salmantino de altura,
Don Miguel de Unamuno.
Había sido desterrado
por un general altivo,
porque había opinado
se convirtió en fugitivo.
Y dibujó un relato
con su singular sello,
nos regaló un retrato
con Don Quijote en camello.
Se sintió libre con ganas
en el destierro ingrato
y al cabo de unas semanas
la Libertad ha logrado.
De Fuerteventura a París
dijo lo que España era:
no trate usted, general,
a España como ramera.
Es la Libertad alargada
como Fuerteventura,
donde Unamuno pensaba
que la Vida es solo una.
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