El Cabildo de Gran Canaria ultima la sala de exposiciones de la Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción, en Agaete, que acogerá el tríptico de Nuestra Señora de las Nieves, tras la restauración de esta valiosa obra de arte llevada a cabo por el área insular de Cultura, que coordina Larry Álvarez.
Adjudicadas a Construcciones Rodríguez Lujan S.L., las obras se iniciaron el pasado 6 de abril y cuentan con un presupuesto de 49.444,76 euros.
El proyecto, firmado por el arquitecto Juan José Martínez Rodríguez, consiste en adecuar la sala que se encuentra junto al retablo mayor de la Iglesia, considerada por todas las partes (Cabildo, Ayuntamiento y Diócesis de Canarias) la mejor ubicación para esta pieza excepcional (es la única obra atribuida en Gran Canaria a Joos van Cleeve), cuya conservación requiere unas condiciones de seguridad, temperatura y humedad que no se dan en el actual emplazamiento, junto al mar (la Iglesia de las Nieves, en la que quedará instalada una réplica).
En la nueva ubicación, se han colocado paneles de pladur, nuevo pavimento (de cantería), barreras antihumedad y modernas instalaciones de iluminación. Además, se dota a la sala de instrumentos de vigilancia y seguridad, así como de sistemas para la regulación ambiental y varios paneles con información sobre la propia pieza y su entorno en Agaete. De esta forma "se mejora la protección del tríptico sin renunciar a su exposición pública", según Larry Álvarez.
El especialista en paneles del Museo del Prado José de la Fuente Martínez inició la restauración de las tablas a finales del pasado año y, actualmente, la restauradora del Servicio de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo, María Cárdenes, está a punto de finalizar el trabajo.
Actualmente, las tablas están divididas en cinco piezas. La tabla central representa a la Virgen con el Niño y las laterales están dedicadas a San Antonio Abad y a la escena de La Estigmación de San Francisco de Asís.
En la zona inferior de la tabla central se encontraba la imagen de los donantes (Antón Cerezo, su hijo Francisco Palomar y Sancha Díaz de Zorita) pero estas imágenes están actualmente separadas en dos óvalos.
Procedente de Flandes y comprada por un hijo de Antón Cerezo, la obra fue traída a Gran Canaria a principios del siglo XVI.
El comprador empleó para ello los beneficios de la venta del azúcar que exportaba a diversos países de Europa. A Cerezo, de ascendencia italiana, le correspondieron terrenos en Agaete, donde ya había tradición de culto a la Virgen de las Nieves. Además de traer esta obra, decidió edificar una ermita y un monasterio en 1532.
En varios documentos se plantea la existencia de un segundo retablo, en paradero desconocido. La historiadora Constanza Negrín defendía la tesis de que las cinco tablas hoy conocidas pertenecían a dos retablos, pero estudios llevados a cabo por los técnicos insulares parecen confirmar que estas cinco piezas pertenecen a un mismo tríptico desmantelado en su día, no sin daños en las zonas superiores del paisaje.
En ese sentido, sucesivas intervenciones han provocado no sólo el desmembramiento del tríptico o la pérdida de los paisajes que servían de nexo entre unas tablas y otras, sino la pérdida total del Apostolario o la del marco original central, así como la ocultación de la tabla central bajo repintes, eliminados en los años 60 por Julio Moisés y Pilar Leal.
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