Réquiem por un país lleno de mentiras

Opinion

juanferreraNo recuerdo cuándo ni cómo comenzó. No logro recordar cuándo dejamos de ser un país para convertirnos en una ciénaga pestilente y corrompida, donde el lodazal nos dejó mudos. No sé por qué la inacción nos ha derribado.

Y después llegó la mentira y se convirtió en argumento a la vez que la gente perdía la memoria inmediata (y la reciente, también). Cuando la élite se percató de lo olvidadizos que somos, las soflamas sustituyeron a los argumentos y los panfletos a los proyectos políticos. En el camino, la coherencia pasó a ser un defecto mientras que los dispositivos electrónicos "nos entretenían" en generalidades absurdas, al mismo tiempo que la población convertía su vida privada en un escaparate permanente y continuamente actualizado. Ya saben: ¿qué estás pensando? ¿Con quién estás? ¡Personas que quizás conozcas!

Todo ello se ha adornado con la mediocridad de unos dirigentes que, enganchados permanentemente al "y tú más", se pelean hasta por un simple y sencillo comunicado oficial, despreciando las verdaderas soluciones que nunca alcanzan. Es tan corta la mirada que la ceguera ha llegado para quedarse. Y tiene la ceguera el color negro de la maldad.

Y en medio de esta nueva picaresca, los dineros públicos comenzaron a desaparecer porque los pícaros robaban el vino y el pan. Y la rapiña llegó a la sanidad pública mientras que la educación regresaba a la época franquista sin necesidad de "Ministerio del Tiempo" alguno. No sé cuándo se instaló la desfachatez, la prepotencia y la arrogancia. No sé cuándo bajamos la guardia.

Todo ello se ha adornado con la mediocridad de unos dirigentes que, enganchados permanentemente al "y tú más", se pelean hasta por un simple y sencillo comunicado oficial, despreciando las verdaderas soluciones que nunca alcanzan. Es tan corta la mirada que la ceguera ha llegado para quedarse. Y tiene la ceguera el color negro de la maldad.

Y el tener criterio es una desgracia. ¿Para qué pensar? ¿Para qué protestar? La exigencia y el mérito hace años que murieron en los despachos pedagógicamente oficiales, y la realidad diaria se convierte en angustia, auspiciada, además, por "unas voces de sus amos" que anteponen la burocracia a la eficacia.

Son los tiempos de ahora. Parece como si estuviéramos dando vueltas sin avanzar lo más mínimo. Antes a eso se le decía "círculo vicioso"; creo que ahora lo llaman "puertas giratorias", o así.

Y los libros, olvidados.

Cruzarucasjuan


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