Un final feliz: la tercera victoria de Aday González

La vida de Aday González y la de su familia, ha estado marcada por la lucha constante. Aday tiene reconocido un 84% de discapacidad, por lo que su familia ha hecho todo lo posible y hasta lo imposible para que no se truncara los sueños de este joven guíense.

Su primera lucha comenzó cuando estaba en colegio. Batallaron lo indecible para que fuera atendido como merecía y lo consiguieron.

Años después lucharon con tenacidad para que Aday recibiera la cuantía económica que le correspondía por la Ley de Dependencia, y esta lucha, también la ganaron.

En el año 2011, su padre, Juan Felipe González, se enteró que la Ley contemplaba la creación de un Patrimonio Protegido a favor de las personas con discapacidad, una fórmula legal muy positiva para asegurar el bienestar de estas personas en caso de que falten sus padres, hermanos, etc.

Juan Felipe no se lo pensó dos veces y decidió crear un Patrimonio Protegido para su hijo, el primero que se formalizaba en Canarias, aportando una vivienda. Lo que tenía que ser un medio para asegurar el futuro de Aday, se convirtió en una auténtica pesadilla para la familia.

La Hacienda Canaria entendió que lo que se había hecho era una donación y pasó una liquidación de impuestos que ascendía en un principio a 22.830,23 euros, y que llegó a alcanzar los 27.000 euros.

Era toda una injusticia burocrática, por lo que la familia, curtida en la batalla, presentó recursos y recursos contra esta decisión, que uno tras otro eran rechazados por la Administración regional.

Convencidos de que la razón les asistía, no desfallecieron, a pesar de que en estos años ha pesado sobre ellos la amenaza de un embargo sobre la casa, a la que Juan Felipe hizo frente comprometiéndose a pagar 500 euros mensuales, ya que pagar tenían que pagar sí o sí.

Cuatro años después, la cordura administrativa por fin se ha impuesto, y esta semana pasada recibían una notificación del Tribunal Económico Administrativo Regional de Canarias, en la que se estima la reclamación de Aday, anulando el acto impugnado y la liquidación de la que trae la causa, reconociendo el derecho a la devolución de las cantidades en su caso ingresadas, con los correspondientes intereses.

Un final feliz a cuatro años de incertidumbre, indignación, desasosiego. Aday contabiliza su tercera victoria, y con ella allana el camino a muchas familias que pueden encontrarse en la misma situación por la que han pasado ellos.

Y es que esto es lo más importante de su victoria, que se sepa la existencia del Patrimonio Protegido a favor de las personas con discapacidad . Y es que para muchos padres es una tranquiladas saber que cuando ellos n o estén, el futuro de sus hijos con discapacidad, está asegurado.

Que personas dependientes como Aday, siempre junto a su familia, sean capaces de plantar cara a una Administración que desconoce leyes de rango superior, es un ejemplo para todos.