Rectificando

No hace tanto tiempo que sucedió, fue una de sus primeras medidas. Me refiero al hecho de acabar con la universalización de la atención sanitaria en España. Dijo, quien aún mantenía la cartera de ministra, con ese tono suyo tan singular: "para combatir el turismo sanitario los inmigrantes irregulares se quedan sin tarjeta sanitaria, no sin asistencia básica". Esas, y otras, fueron las palabras de la ya ex Ministra de Sanidad (y algunas majaderías más) aquella gloriosa fecha en la que puso en evidencia la ligereza de Rajoy al seleccionar a sus ministras.

A pesar de referirse a la universalización de la sanidad se comprobó cómo se les impedía el acceso a la atención sanitaria, usando diferentes artimañas, a los inmigrantes sin el referido documento. Con el riesgo que supuso, por fortuna no acaeció, para la Salud Pública. Cualquier patología infectocontagiosa, no tratada adecuadamente, pudo haber originado una epidemia de costos incalculables. Pero qué les importaba a quienes tienen todas sus necesidades y deseos cubiertos, en ocasiones de modo poco claro y en riesgo de incurrir en situaciones no acordes con la legalidad vigente.

Mencionó la anterior ministra, entre otras cuestiones, al turismo sanitario. Demostró también ahí, su escaso conocimiento de la responsabilidad asumida. No afecta al colectivo concernido por la inmigración irregular, ni mucho menos. Sí, de quienes viviendo en los países más fríos de la Unión Europea, tras su jubilación fijan su residencia en España o viajan por temporada. Ahí sí puede hacer mención al turismo sanitario, que no podrá erradicar mientras continuemos siendo miembros de la UE. ¿Por qué entonces esa majadería de referirse a ese uso, quizá abusivo, de la sanidad pública? Seguramente por su utilidad para desviar la mirada hacia asuntos de otra índole, llevando a cabo la de dejar sin atención primaria a quienes residen de modo irregular en España.

Si aludimos a la población inmigrante, nos encontramos con otra situación singular: la relacionada con las devoluciones. Los colectivos dedicados a la defensa de los derechos de estas personas, denuncian continuamente dicha situación. Quizá, como con otros asuntos, queremos diferenciarnos del resto. Mantener la denominada marca España. Si nos atenemos a las cifras de devoluciones en relación con la población inmigrante llegada de modo irregular, superamos a Italia. Allí se recibe una mayor cantidad de personas y, sin embargo, es menor el número de devoluciones. No podemos olvidar la última, la legalización de las denominadas "devoluciones en caliente", con la denuncia interior y exterior de dicha práctica, considerada ilegal en todas las legislaciones, salvo aquí a partir de los usos espurios de las mayorías absolutas.

La acción supone una agresión a los derechos humanos, en este caso, el derecho de asilo. Entre otros motivos, muchas personas abandonan su país por estar perseguidos por cuestiones políticas; la devolución pone en riesgo sus vidas pues, tras el intento fallido, acabarán de nuevo en el lugar del que huían para preservarlas. Quizá, a pesar de poner medallas a las vírgenes, tampoco tenga demasiado interés para quienes se responsabilizan de las tareas relacionadas con la inmigración.

Con todo lo anterior, la medida anunciada en año electoral tiene visos de tratarse de nueva tomadura de pelo. No lo olvidemos, quien ahora ostenta el puesto del que alejaron a la Sra. Mato, apoyó la medida. Eso sí, haciendo un chiste de escasa gracia. No han sido capaces de explicar cómo se podrá dar atención sanitaria a quienes se les retiró el documento de acceso a aquella, sin restituirlo. No porque suponga un costo elevado, porque con ese triste récord de ser el país de la UE con un mayor número de deportaciones, no será una medida con uno notable. Entre otras razones, porque en algunos casos la inatención sanitaria no se llevó a cabo. No todas las comunidades adoptaron tan cicatera medida. Esas, no tendrán que rectificar como sí han hecho desde el ministerio.