Si está estipulado que el arreglo de un uniforme de un funcionario compete que se realice en horas laborales, no hay más que hablar. Ningún trabajador, con convenio en mano, porque para eso están, debe entregarse a su puesto laboral como esclavo, porque esa situación es inadmisible en una sociedad del siglo XXI, y menos porque sea el miedo a perder el puesto de trabajo el que impere. Los derechos laborales han constado mucho trabajo y no se puede renunciar a ellos por el miedo en una sociedad que vive en crisis económica con lo que eso conlleva. Si alguien vulnera esos derechos a quien hay que acusar es al que los vulnera y no a quien lucha por ellos.





























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