Bajo este epígrafe, la fotógrafa aruquense Mónica Rodríguez Medina abrió su exposición en Puerto del Rosario, la capital de la isla Maxorata.
En esta exposición la artista grancanaria muestra a la mujer isleña en su ámbito laboral, cultural o deportivo.
A esa mujer que, debajo del pañuelo del anonimato fue, y lo sigue siendo, el motor que impulsó a la mayoría de los hogares canarios.
Esa mujer, que lejos de la etiqueta trasnochada y sexista de "sexo débil", simultaneaba las duras faenas agrarias o artesanas con las domésticas, incluso hasta el momento de romper aguas.
Esa mujer a la que el tétrico velo de la opresión la envolvía en el silencio más cruel, y en la resignación más deleznable
Pero ese anonimato, unas veces impuesto por la situación política del momento y otras, acaso las más, por una sociedad educada debajo del paraguas de una cultura caracterizada por la desigualdad social y de género, no sólo ha ocultado la labor de las mujeres sencillas y modestas de nuestra tierra, ya que tampoco ha permitido que mujeres salientes en la cultura o en la lucha de clases, como, por ejemplo, la lagunera Mercedes Pinto –ya aparecida algunos de mis artículos-; La gomera Isabel Hernández Marichal –"La Tabacalera"-, mujer comprometida con los movimientos sindicales hasta el punto de ser condenada a 12 años por participar en huelgas y mítines y tener que vivir en la clandestinidad para escapar de la condena, hasta 1945, año en que fue indultada; La comunista chicharrera, Isabel González, conocida como la "Azucena Roja", primera concejal del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y, en los años veinte y treinta del pasado siglo, una destacada luchadora en pro de la participación de la mujer en la política. Incluso retrocediendo en el tiempo, para sumergirnos en el Siglo XIX encontramos a mujeres poco conocidas como la veguetera Agustina González Romero –popularmente conocida como "La Perejila", una poetisa adelantada a su época que bien se le podría encuadrar dentro del Romanticismo literario, pero que, en lugar del reconocimiento que se merecía dentro de las letras canarias, la cultura de la desigualdad de género la convirtió en el hazmerreír de sus vecinos. La también poetisa teldense Mireya Suárez López "Hilda Zudán", o la compositora lagunera Teresa Saurin Gras...
Pero, por desgracia, la desigualad que en otras épocas apagó el brillo de la mujer canaria dentro de los ámbitos laboral, social y cultural, también en la actualidad sigue marcando diferencias que no se pueden tolerar en un mundo que dice caminar por la senda de la igualdad. Las diferencias salariales, la mayor dificultad de la mujer para promocionarse dentro de la empresa o la discriminación por maternidad son sólo la punta de un iceberg de una sociedad que dista mucho de ser igualitaria en cuanto a género
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