En su día, la construcción del Auditorio de Teror armo una buena con críticas y polémicas que terminaron en los tribunales. El caso judicial del Auditorio de Teror ha tardado once años en resolverse, y al final, todo lo que se dijo, ha quedado en fuegos de artificios, lo que no quita para que no sea de recibo que los tribunales tarden once años en resolver un mero asunto urbanístico, ya que esta tardanza judicial es inaceptable en una democracia del siglo XXI.
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