Razones de Estado y estado de las razones
Cual si trataran de dejarle claro a la población que quien manda en el PSOE es el actual secretario general, señor Sánchez, y no la señora presidenta de Andalucía, el nuevo equipo psocialista acepta un pacto –pomposamente llamado "de Estado"- propuesto por el gobierno del señor Rajoy. El tal concierto ya firmado pretende "defender libertades" (¿contra la "Ley Mordaza" acaso, señor socialista?) y protegernos del terrorismo (¿solo el yijadista?).
Lo justifican por aquello que se llama "razones de Estado", las cuales han sido siempre en la miseria política las más cómodas excusas para detener a oponentes o disidentes sin órdenes judiciales. Son, además, la base etérea para suprimir derechos, libertades e, incluso, vidas. No son de hoy: ahí está la historia. Como ejemplo más cercano, el actual Egipto: prisiones, desapariciones físicas de sospechosos, condenas a muerte en pantomimas de juicios... se justifican porque lo importante, lo que importa, es la sostenibilidad del Estado. Y Europa calla.
Y como los señores Rajoy y Sánchez suponen que el Estado español está en peligro, se hermanan ideológicamente en una componenda que recoge la posibilidad de la cadena perpetua para yijadistas por más que la disimulen bajo el epígrafe de "prisión permanente revisable", algo así como les sucede a los jóvenes secuestrados en Guantánamo, aunque con juicios previos. Decisión aquella que reconocidos juristas españoles la consideran discutiblemente constitucional.
Que el PP haya sido el inductor de tal Ley no es anómalo. A fin de cuentas, siempre se manifestó partidario de leyes más duras para etarras. Pero que el PSOE haya firmado y ratificado en solemne acto la tal nueva disposición resulta, como poco, perplejante, aunque para miles de socialistas la impresión puede ascender a la categoría de anonadamiento, turbación y desbarajuste mental por otra razón de más superrealista irracionalidad: el PSOE se compromete a eliminar el tal apartado si llegara al poder. Sofisticada incoherencia mental e infinita contradicción, afirmo: eliminaría una ley que no es constitucionalmente coherente, pero apoya a los conservadores en su institucionalización. (Me imagino la pletoricidad emocional del señor ministro del Interior por haber conseguido algo inimaginable: que en nombre de un partido definido como obrero y socialista, su actual secretario general ratificara la propuesta. Vaya mi reconocimiento a sagacidades, astucias y sutilidades del PP que engatusó a los psocialistas con tal contrarreforma.)
Ya que van a reformar el Código Penal, lleguen al acuerdo de endurecer también las penas impuestas a quienes roban al Estado, a los contribuyentes. Que vayan a la cárcel si delinquen y en juicio justo son condenados. Pero ni un día de libertad, ni un fin de semana en su casa si no devuelven hasta el último céntimo robado.
Alegan, pues, "razones de Estado" para su consecución y firma. El Estado español tiene que defenderse ante la barbarie yijadista, claro, frente a fanatismos e irracionalidades que consideran la muerte violenta como el acceso directo al Paraíso. Por eso peperos (voz ya en el DLE) y psocialistas se identifican con la cadena perpetua, el fin de todos los males, estiman. Pero obvian algo esencial: el porqué de tales comportamientos de los jóvenes yijadistas, de su fanatismo. Es decir, las razones (nunca justificaciones) que los llevan a buscar la muerte como el mejor de los bienes. ¿Todos son locos de remate, acaso psicópatas que buscan placeres en asesinatos? ¿Por qué hay jóvenes europeos que se convierten al islamismo violento y se hacen combatientes? ¿Por qué hay 500 jóvenes yijadistas ingleses en Irak y Siria (The Huffington Post)?
Y como los pactos entre PSOE y PP son factibles por increíbles que parezcan y "razones de Estado" se esgriman para argumentar a su favor, oportunidades hay en nuestra realidad social para que ambos partidos (primera práctica como futuros socios de Gobierno) firmen por la recuperación ética del país. Así, por ejemplo, un "pacto de Estado" que signifique millonarios presupuestos destinados, exclusivamente, al fortalecimiento de brigadas policiales comprometidas con la investigación sobre las miles de corrupciones que corroen a España. Creación de juzgados monotemáticos con investigadores bajo órdenes directas de señorías y fiscales y cuya función estaría centrada en corruptelas políticas y ramificaciones. Aceleración de los procedimientos para que las sentencias no se alarguen eternamente (casos hay con diez años de vida; alcaldes sospechosos y detenidos hace ya ocho siguen en sus puestos y, más peor -tal decía mi hermano-, preparan la inmediata campaña).
En tratándose de "temas de Estado", un par de aportaciones más. Ya que van a reformar el Código Penal, lleguen al acuerdo de endurecer también las penas impuestas a quienes roban al Estado, a los contribuyentes. Que vayan a la cárcel si delinquen y en juicio justo son condenados. Pero ni un día de libertad, ni un fin de semana en su casa si no devuelven hasta el último céntimo robado. ¿Quieren miles de casos para aplicar lo que llaman "prisión permanente revisable"? Aquí tienen otras tantas miles de oportunidades... si se invirtieran en Justicia los millones urgentemente necesarios para sacarla de la atrofia material en que se encuentra. (¿Cuántas pruebas de peso han hecho mutis por el foro y se evaporan de carpetas, expedientes?)
¿Hay "razones rigurosas" -según sus señorías y fiscales- para llevar a juicio a miles de políticos que supuestamente y con pruebas en apariencia irrebatibles se beneficiaron de sus cargos? Pacten, señores del PP y del PSOE, sus inmediatas destituciones hasta las vistas. Estoy seguro de que muchísimos de ellos llegarían a acuerdos para reducir penas. Pero a todos por igual, incluidas señorías políticas que gozan de feudales privilegios ante la Justicia con aforamientos, Tribunales Superiores, frenos a jueces de primera instancia que deben abandonar sus investigaciones porque tienen frente a ellos a diputados, senadores, parlamentarios... ¿Por qué no hay "razones de Estado" para perseguir con todos los derechos a quienes dilapidan inmensas fortunas en obras que no se acaban, que de nada sirven porque no hacían falta y cuyos presupuestos iniciales nada tienen que ver con los finales? ¿Vale el ejemplo del llamado Palacio de la Música de Telde? ¿Cuántos millones hay allí enterrados? ¿Quién ha tirado el dinero de nuestros impuestos? ¿Y por qué un pacto de Estado no investiga en profundidad las cajas B?
¿Defensa contra el terrorismo? Claro, por supuesto. Pero razones éticas y de justicia para todos, señores del PSOE y PP, son también "razones de Estado".





























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