Abalorios de imitación

José Antonio del Rosario Viernes, 30 de Enero de 2015 Tiempo de lectura:

Con elementos de vida propia, con recursos para marchar con paso acelerado por el camino del progreso, por la senda de la Libertad y la Democracia, el Archipiélago Canario arrastra sin embargo una existencia de precariedad inaudita, una vida anémica que arranca lágrimas de pena y frustración en los hijos de este pedazo de tierra.

La causa trastornadora, la fuerza que retrasa y que impide el desarrollo de los intereses morales y materiales de Canarias, no es otra que el espíritu que desde largos años viene conformando la elección de los partidos para sus Gobiernos; espíritu que solo descubre egoísmos de partidos, ignorancia de cultura, empirismo no racionalismo, y nunca propósitos elevados; en aspiración de justicia, miras de perfeccionamiento y de progreso.

No hago un cargo a los partidos tantas veces dominante, en el manejo de la cosa publica. Lo hago a la masa electoral que con estoica indiferencia presencia las elecciones y ve salir de las urnas, por una o dos docenas de votos, los nombres de las personas que han de administrar nuestros intereses, que han de marcar el derrotero de los negocios públicos, importándole poco que tal derrotero nos lleve a los adelantos o nos lleve al retroceso, al descalabro o mísera existencia.

Por semejantes caminos, nos conducen a los males que nos aquejan, la inacción que nos consume, la anemia que enerva nuestras fuerzas, el desaliento que enfría nuestro vigor, irán en escala ascendente hasta colocarnos en las puertas de la miseria. Lo repito: tenemos recursos con que acudir a la administración de nuestros intereses sólo nos falta inspiración, imparcialidad en la dirección de los asuntos que conciernen a la administración pública.

Demos un momento de tregua a las luchas políticas y concurramos todos a lograr el bien general de que al frente de un Gobierno en cuyas manos está nuestro porvenir, la enseñanza y la sanidad pública, la seguridad y las cuestiones relacionadas con las subsistencias, el bienestar y la educación, el civismo y el respeto, etc, y todo ese cúmulo de atenciones que llevan en sí los gérmenes de nuestra grandeza, o el virus que ha de traernos la postración, el atraso y la desgracia; de que al frente, repito, que en los tantos Gobiernos existentes en Canarias que nos están llevando a la ruina, se coloquen a personas que puedan llevar su delicada misión, sustrayéndose a los reclamos de las facciones políticas, empresariales, caciquiles y demás modos desestabilizadores, consagrándose con fe, con entusiasmo, con imparcialidad y con inspiración.

Esto es lo acertado. Lo demás es dejarnos arrastrar ciegos por el espíritu del suicidio.

Con abalorios en el chaleco se chulea, no es síntoma de progreso.

 


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