Cuando todo era cuestión de invertir a futuro
El programa Juncker para atraer la financiación y la regeneración económica de Europa, así como acelerar la inversión dejando atrás más de ocho años de recesión de los cuales los últimos cuatro han estado liderados por la austeridad inmisericorde derivada de la creencia alemana a la que nuestro Gob ierno ha sido unánime por definición, aceptando los parámetros impuestos sin atender las demandas sociales; un programa que viene a demostrar la total ineficacia de las autoridades europeas insertas en una influencia demasiado onerosa de unos pocos países a los cuales les bastaba su estructura económica sin necesidad de atender la del resto de la Unión, trata ahora de ser el salvavidas del problema con el que variar elrumbo descendente de los países del continente.
Muchos millones de euros de los que no sabemmos realmente la parte que nos debería corresponder para intentar el crecimiento industrial de nuestro país, demasiados intereses confluyen para determinar con exactitud las necesidades mínimas de cada nación con las que sacar de la penuria al mercado laboral y al resurgimiento de las clases sociales con recursos adecuados.
Dicen desde las vertientes bipartidistas que la verdadera opción para salir a flote es apostar sobre seguro. Bueno, pues ya intentamos hacerlo durante mucho tiempo creyendo que el equilibrio social vendría acorde con los tiempos y las formas de Gobierno definidas por las diversas formaciones durante todo este tiempo desde que la democracia llego a nuestro país.
Apostar sobre seguro es como intentar que las entidades bancarias te dieran unos minimos intereses para tener asegurada la jubilación y sin embargo, se dedicaron a gastarlo en saraos a la luz del sol.
¿Fiarse? En absoluto, ni de los que han estado ni de los que ahora tratan de irrumpir en la escena política creyéndose los salvavidas de la época, el tiempo es el que da el derecho a la confianza o el que te quita la esperanza de seguir creyendo y eso, desde cualquier punto de vista con algo de coherencia y sentido común parece arriesgado. Es decir, poner algo en el montante de capital asegurado y una porción pequeña en riesgo, esa es la filosofía en la que se escudan los principales partidos emblemáticos de la democracia a la hora de interpretar los posibles resultados que puedan darse durante las próximas elecciones. Sin duda una estrategia basada en el miedo a perder el terreno abonado del que han estado sacando el producto que más les ha interesado guardando para peores cosechas el granero lleno de suspicacias consabidas con las que amortiguar el crac electoral que se les puede venir encima; para que luego digan que los españoles no sabemos de jeroglíficos económicos.
No se trata de disponer en nuestro escenario político un mercadillo de productos para la libre elección del votante, eso no sería demasiado provechoso al conjunto social. Todo es un poco más simple, adecuar una serie de programas en una dirección, capaces de conformar una estructura fuerte en la que apoyarse el ciudadano es el ideal para cualquier sociedad que se precie, manteniendo las ideologías de cada cual sin entorpecer el rumbo del progreso.






























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