La Isleta. Juan FERRERA GILLa Isleta vista desde la Montaña de Cardones (Arucas) luce misteriosa y alejada. Casi irreal.
Parece como si estuviera unida a la isla por una fuerza geológica difícil de explicar. Sus suaves curvas actúan como líneas del horizonte y su eterno silencio conforman una realidad que a pocos pasos ruge como si fuera una ciudad enloquecida. Sin embargo, su presencia continua configura no solo a la capital, sino que le devuelve todo el encanto y misterio que la ciudad ha disfrutado desde hace siglos.
Siglos, sí.
Juan FERRERA GIL































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