Símbolo vegetal

Quico Espino

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La artista se llama como la dana que regó y sopló estas islas, sulfurando el mar que las rodea, el cual entró como una tromba por El Agujero para llevarse cualquier cosa que encontrara a su paso, con rotura de puertas y ventanas, metiéndose por las casas, como si todo le estuviera permitido, queriendo recuperar lo que considera suyo. Pasó igual en otros lugares costeros de esta Gáldar nuestra.
 
Emily Kam Kngwarray, o Emily Kame Kngwarreye (1910-1996) fue una artista indígena australiana, de la comunidad Utopia, a la cual podemos ver trabajando en una de sus obras,
 
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… una pintura que realizó en su última etapa, aunque ella trabajó más que nada con el batik, una técnica de teñido que se utiliza para colorear tejidos a mano (algodón, lino, viscosa, cáñamo, lana, seda o yute) y que consiste en aplicar capas de cera derretida sobre las regiones que no se desean teñir (a veces una mezcla de cera de abejas y parafina), fijando las anilinas en aquellas zonas no reservadas, tras dibujar el diseño apetecido. 
 
Batik tiene sus raíces en la isla de Java, Indonesia, aunque se han encontrado evidencias de técnicas similares en otros lugares del mundo como Egipto y Japón. 
 
Se cree que fue creado hace más de dos mil años.
 
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En Europa por primera vez, Emily Kam Kngwarray expone estos días, hasta el once de enero de 2026, en una galería del museo londinense Tate Modern. Una exposición de batiks, como los que aparecen en la foto anterior, variaciones sobre distintas telas, o éste que viene a continuación sobre seda,
 
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… o este otro, en el que los trazos parecen canelones entrecruzados,
 
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 … que la artista realizó hasta que, con casi ochenta años, empezó a dedicarse sólo a la pintura, pues le pareció más fácil.

 

Resultó curioso que durante la exhibición de sus batiks, alguien aclaró que en sus pinturas, pocos años antes de su muerte, la artista australiana empezó un ciclo llamado “fase colorista”. Sus obras comenzaron entonces a parecerse a las del estadounidense Jackson Pollock, centrándose en rayas lisas que cruzaban el lienzo, cuyo tema principal era el ñame, un símbolo vegetal que suponía una importante fuente de alimento para los aborígenes del desierto, pues la comunidad Utopia se encuentra a unos 250 kilómetros de Alice Springs, ciudad que se sitúa en medio del gran desierto australiano.

 

De hecho, el segundo nombre de la artista, Kame, tiene el mismo significado que la flor amarilla del ñame, que crece sobre el suelo, y del cual ella se sentía muy orgullosa porque era amante de la naturaleza, a la que veía como la madre primigenia, y de todo lo que la naturaleza da. Razón por la que en sus últimos cuadros ha pintado esas rayas que simbolizan un tubérculo que nosotros utilizamos en nuestros potajes de berros, para dar ese regusto amargo que tiene el ñame, añadiendo, por supuesto, un poco de batata para matar el amargor. 

 

Juntos, acompañando a las otras verduras, dan la textura del caldo y, también juntos, al masticar, producen un estallido en nuestro paladar, dando lugar a la sinestesia que influye en la percepción de las cosas, mezclando el sabor y el color, de manera que relacionemos la gastronomía con la pintura y viceversa.  

 

A partir de ahora, cada vez que me coma un potaje de berros me acordaré de Emily Kame Kngwarreye.

 

Quico Espino.

Imágenes de François Hamel.

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