Microrrelatos. Titanes

Un diálogo poético entre montañas y riscos que revela la memoria y el vínculo ancestral del paisaje canario.

Quico Espino Lunes, 29 de Diciembre de 2025 Tiempo de lectura:

-¡Buenos días, Farallón! Ya veo que sigues tan bien como la última vez que hablamos, hijo mío –dijo Teide, erguido en el horizonte, bajo un cielo de colores. El mar de plata que los separaba imprimía un eco líquido a sus voces de piedra. 
 
-Sí, Teide; muy bien. Siempre arrullado por la mar, visitado por infinidad de peces y con cientos de gaviotas que se posan a diario en mi cabeza. Y me sigue gustando tu costumbre de llamarme “hijo”.
 
-Cada montaña o risco canario es un hijo para mí, aunque no lo sea biológicamente. Y tengo buenas relaciones con todos. Hace un rato estuve charlando con Tindaya. Dice que el número de ardillas es cada vez mayor en sus laderas. Por cierto, ¿es verdad que hay serpientes en Amagro?
 
-Algunos rumores me han llegado. ¿Y tú, padre Teide, cómo te encuentras?
 
-Ando un poco nostálgico últimamente. Evoco a veces los tiempos en que yo era mucho más alto, aquellas épocas en las que me comparaban con el Olimpo griego y, sobre todo, cuando los guanches me consideraban un volcán sagrado. No obstante me siento tan fuerte como siempre. Y ahora te dejo, Farallón, que me esperan Tamadaba, Teneguía, Tamarán y una ristra más con quienes quiero hablar hoy. Hasta la próxima, hijo mío.
 
Texto: Quico Espino
Imagen: Ignacio A. Roque Lugo
Comentar esta noticia

Normas de participación

Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.

Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.

La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad

Normas de Participación

Política de privacidad

Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.32

Todavía no hay comentarios

Quizás también te interese...

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.