Foto: Juan FERRERA GILMarcelo Rubens Paiva, Aún estoy aquí, Shackleton books, Barcelona, 2025, es el título de la novela que les queremos comentar.
Dicho escritor, al que desconocíamos por completo, ha novelado parte de su vida: la desaparición de su padre por parte de la dictadura militar brasileña en 1971 y de cómo su madre lucha por sacar a sus cinco hijos adelante. Dicho así parece poca cosa; sin embargo, hemos de hablar de toda una hazaña que otras personas llevaron a cabo en aquel país y otras tantas supieron conducir más allá de sus fronteras. Por eso es tan importante la novela. O, al menos a nosotros, así nos ha resultado.
El resultado final es una muestra clara de que el estilo, algo muy difícil de definir y encorsetar, nunca está reñido con la forma de contar: son tantas las probabilidades y posibilidades que no sabemos por qué unas historias nos llegan más que otras. El hecho de jugar con las palabras es tan eficaz que quizás por eso nos sentimos felizmente atrapado en su lectura. Y como cada nueva interrupción nos dejaba con el alma en vilo. Así lo sentimos. Este autor, consolidado y eficiente, no solo sabe lo que tiene entre manos, sino que sabe decir y dice bien.
Descubrir una historia que entretiene, resumen de toda una vida, y el hecho de participar de ese conocimiento provoca que la lectura sea disfrutada en toda su dimensión donde el comportamiento de aquellos militares brasileños se transmuta en permanente y tiene lugar en distintos sitios: el hecho de mear fuera del tiesto se convierte en una actitud universal que dispuesta parece a atravesar fronteras. Ese comportamiento rechazable últimamente se ha hecho más frecuente de lo que creemos. Pero el valor de la novela es indiscutible. Llegamos a ella gracias a la recomendación realizada en Babelia, suplemento literario de EL PAÍS, por Naiara Galarraga Gortázar, a quien agradecemos su reseña crítica que, en esta ocasión, no ha caído en el olvido. Porque las críticas las tenemos muy en cuenta y algunas coinciden con nuestra peculiar forma de leer y afrontar la realidad, aunque ésta se tiña de dictadura militar que, al final, no solo ocupará la línea histórica de un libro de texto, sino que, además, el silencio se cierne sobre esos violadores de la legalidad. También la mentira se consolida: recurrente camino que se utiliza para destruir vidas, comportamientos y actitudes. Ya se sabe: cosificar personas es algo que algunos políticos están empeñados en demostrar. Pero hablemos de la novela, donde los personajes tratados en su individualidad emergen de situaciones adversas hasta que la realidad se impone. Aunque vivas a orillas de la playa y haya una pelota de por medio. Solo servirá para significar la infancia. Por eso Marcelo Rubens Paiva se expresa como lo hace.
Y lo dice sin aspavientos: a cada uno lo suyo, a pesar del dolor sufrido. Y si la desaparición del padre fue un trauma, su madre, al entrar en el reino del olvido permanente, no lo fue menos. Todo está contado desde la verdad más sincera y absoluta. No sé qué tiene el libro, pero a este lector empedernido le ha dejado no solo con el paso cambiado, sino que las interrupciones propias de la lectura quedaban grabadas en nuestra imaginación para continuarlas cuando llegara el momento.
En definitiva: un autor desconocido que ha sido grato conocer y una vida contada desde la realidad más inmediata, la que verdaderamente se siente y quizás por eso su lectura ha sido tan inolvidable. No cabe duda de que la sinceridad es un grado. Y esta novela es una buena muestra.































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