Llovía suavemente en Agaete, como si el cielo también quisiera estar presente, y el V Árbol de Luz, confeccionado por Paco Arana y TEA, se encendía despacio, regalando al pueblo una Navidad hecha de ternura y conciencia. Entre villancicos y sonrisas, sonaron pequeños sonajeros nacidos de palos reutilizados, chapas y tachas, recordándonos que de lo sencillo también brota la belleza.
El árbol, tejido con 2.800 pequeñas bolas creadas a partir de botellas de agua reutilizadas, guardaba en su interior papel transparente arrugado, como si cada una cobijara un latido. Luz nacida del cuidado, del trabajo compartido, de las manos que crean juntas.
La noche, fresca y mágica, se volvió profundamente conmovedora cuando Fátima Suleiman presidenta de la Comunidad Palestina en Canarias, colocó en el árbol dos pequeños calcetines simbólicos, confeccionados con amor por Rosi Riesgo. Un gesto sencillo y enorme a la vez, para recordar a todas las niñas y niños asesinados en el genocidio contra el pueblo palestino, y abrazar desde la distancia a quienes aún resisten, soñando con una vida en paz y dignidad.
En la plaza de la Cruz, a la entrada de Agaete, este Árbol de Luz permanecerá hasta el final de las fiestas, iluminando no solo el espacio, sino también los corazones. Un pequeño gran homenaje cargado de amor, memoria y esperanza.
Gracias a Paco Arana, a TEA y a todas las personas que, con sensibilidad y compromiso, hicieron posible este gesto luminoso. Agaete brilla estos días con una luz que nace del amor y se ofrece al mundo como un abrazo para la humanidad.
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