Pino Sosa, la voz que no deja que se silencie la memoria (vídeo)

Creció entre murmullos y muchos silencios. Creció en una sociedad que la apartaba y la limitaba, sin dejarla realizar sus sueños de vida.

Desde pequeña, Pino Sosa, supo que algo estaba mal, hasta que descubrió que su padre, José Sosa Déniz, era uno de los represaliados del franquismo, uno de esos hombres que creían en la libertad, y que en la noche más ocura, fue sacado del hogar para que no volviera más.

Pino Sosa creció siendo la hija del latonero desaparecido, y lo hizo en aquella sociedad franquista que la señalaba, pero que nunca le minó su voluntad.

Le hizo la promesa a su madre para recuperar a su padre, y esa promesa la cumplió.

Fue la primera mujer concejala socialista en el Consistorio aruquense , y desde ese pleno municipal en el que comenzaba andar la democracia, alzó su voz, para que la memoria de los desaparecidos no volviera a ser silenciada.

Se convirtió en la presidenta de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica de Arucas, AMHA, y en estos 50 años de libertad, no ha dejado de luchar , demandando justicia hacia quienes vieron sesgada su vida por defender ideales que hoy serían los de los valores de la democracia en la que vivimos.

Se cerraron muchas puertas, pero ella siguió tocando, con la dignidad del que sabe que la razón está de su parte.

Gracias a su entrega, al trabajo constante, a no desfallecer, los pozos de la vergüenza histórica, comenzaron abrirse, y en esa apertura, la verdad silenciada en el terror de muchas madrugadas, brilló bajó la luz del sol de la libertad que nos hemos ganado.

“Se llevaron el pan y la sal” suele decir Pino Sosa, que nunca ha agachado la cabeza en su lucha para recuperar a los que considera los auténticos demócratas.

Pino Sosa cumplió su promesa encontrando a su padre, y junto a él, aparecieron también los padres hijos, hermanos…. De muchas familias que vivieron en primera carne propia lo que que es una dictadura.

La democracia se construye cada día, se consolida con el esfuerzo de hombres y mujeres que tienen nombre propio, y entre ellos, en estos cincuenta años de libertad, brilla el de Pino Sosa, la hija de latonero de Arucas, que es la voz que no deja que se silencie la memoria.