José Antonio García Álamo, el primer alcalde de la democracia en Agaete

La transición del franquismo a la democracia, está llena de nombres propios de alcaldes en los pequeños pueblos de España, que se convirtieron en los últimos alcaldes del franquismo y en los primeros de la democracia.

Uno de estos nombres es del José Antonio García Álamo, el primer alcalde votado en libertad por los vecinos de la Villa de Agaete.

Fue también el último alcalde del franquismo en la villa marinera, pero su formación humanista, su visión clara del nuevo tiempo que se iniciaba en España, le llevó a sumarse al proyecto que lideraba Adolfo Suárez, presentándose como candidato de la UCD a la alcaldía de Agaete en las primeras elecciones municipales de la recién nacida democracia, y fue elegido mayoritariamente por sus vecinos para liderar ese periodo fundamental en la historia de nuestro país.

Licenciado en Derecho por la Universidad de La Laguna, estaba preparando unas oposiciones para una plaza de Juez, cuando su futuro profesional dio un vuelco, tras la oferta de incorporarse como profesor del claustro del siempre recordado colegio Cardenal Cisneros de Gáldar, que tanto bien hizo en la formación de muchas generaciones de la comarca Norte de Gran Canaria.

Desde entonces, su vida profesional estuvo centrada en la enseñanza, compaginándola con su actividad política como alcalde de su pueblo.

Nunca cobró un sueldo como alcalde, y con honestidad y con esa privilegiada inteligencia de la que estaba dotado, se entregó a sus vecinos, en un tiempo de incertidumbre que lideró con firmeza.

En el tiempo del cambio, en el que la ilusión prevalecía junto con el miedo de que se diera un paso atrás, José Antonio García Álamo, se puso al frente de un pequeño pueblo que quería prosperar.

Dio a sus vecinos, tranquilidad y sosiego, siendo la cara de un cambio que en Agaete, con su liderazgo, se hizo con la confianza en un futuro mejor para todos.

Cuando llegó el momento, supo alejarse de la política en primer plano, pero nunca dejó de trabajar por su pueblo, y por eso recibió en título de Hijo predilecto de Agaete, y además, tiene una calle con su nombre que está pendiente de inaugurar.

En estos 50 años de libertad, la democracia tiene nombres propios, y uno de ellos es el de José Antonio García Álamo, el humanista que lideró la transición en Agaete.