Certificación del olvido

Francisco González Tejera

"No solo tiraban en Vegueta a los fusilados que traían de La Isleta en camiones, también a pie de fosa común hubo hombres asesinados, arrodillándolos y dándoles un tiro en la nuca. Estos no los registraba el escribiente del cementerio, quedaban allí enterrados entre la cal viva y el barro salado sin que sus familias supieran jamás donde estaban."

Ignacio Galván Santana, trabajador del cementerio

Cuando a mi padre le enviaron un certificado firmado por un ministro en 2014 se sorprendió porque acreditaba que el Consejo de Guerra que condenó a muerte por fusilamiento a mi abuelo era ilegal. Al fin y al cabo era un trozo de papel que no servía para nada.

Luego vino el maltrato institucional del Cabildo y el Ayuntamiento por querer recuperar los restos de la fosa común del cementerio de Vegueta. Diego murió en octubre de 2018 sin que se hiciera justicia y me decía antes de que su memoria se nublara del todo por la demencia:

-No te vuelvas loco que no la abrirán nunca muchacho. Estos fulanos de izquierda y derecha son amigos de los hijos y nietos de los asesinos. No pierdas tiempo con algo que solo te va a crear problemas-

Sin embargo todavía sigo aferrado a esa esperanza de sacarlo de ahí junto a sus compañeros y si no parto antes de la Tierra poder depositar sus huesos en ese nicho de San Lorenzo, para que de nuevo estén juntos, como cuando todo era alegría y esperanza antes del golpe fascista en Tamaraceite.

Uno más de una vez piensa que quizá nada de esto tenga sentido, no sé qué extraña fuerza desconocida me mantiene en una brega interminable, donde las familias tenemos que mendigar a los políticos una tumba digna para nuestros muertos.