Recorte de la portadaQuizás, lo más apropiado para acercarnos a esta obra sea hacerlo con el autor, Victoriano Santana Sanjurjo. Porque el libro es fruto de una serie de pulsiones que le llevan a profundizar en los temas; y lo de profundizar no es una metáfora: llega hasta el fondo de sus investigaciones que pueden considerarse, si no exhaustivas, a fin de no pecar de infalibles, sí muy aproximadas a ese grado.
El rigor investigador, la metodología de su trabajo, son atributos ya conocidos por cuantos seguimos sus publicaciones. Y en este libro que ahora comentamos no hallamos una excepción. Los distintos apartados que aborda son sometidos a un minucioso examen, a una amplísima consulta de las más variadas fuentes a fin de no dejar resquicio alguno que pudiera esconder algún dato por mínimo que resulte.
El estilo de Victoriano Santana Sanjurjo es, también, muy personal. Hay que acercarse a sus textos casi leyendo en voz alta, a fin de poder alcanzar todas las matizaciones que encierran sus signos de puntuación, los diferentes usos de tipografías y todos los recursos que ofrecen las técnicas reprográficas.
Porque no pretende el autor que quien recorra las páginas de sus obras permanezca inactivo, expectante ante todo lo que le está contando. Muy al contrario: establece un diálogo con el lector, que se siente interpelado por sus invitaciones, sus preguntas, sus admiraciones. Habla Santana Sanjurjo directamente a la persona, como si se tratara de un auditorio en el que el único presente fuera quien atiende a la exposición del contenido de su libro.
Otra característica de los textos de Santana Sanjurjo es su continua referencia a otros escritores, tanto clásicos como contemporáneos, aportando líneas de sabiduría y de apoyo a sus personales propuestas. Es, en definitiva, una muestra de la amplitud de sus conocimientos, frutos de muy variadas y selectas lecturas e investigaciones, llevadas, en este último caso, hasta los límites de la exhaustividad.
Liber librorum
Dicho esto del autor, a modo de marco referencial, vengamos al texto que nos ocupa. Más que un libro, se trata de un liber librorum, libro de libros, pues su contenido recoge aportaciones diferentes; eso sí: todas con un leitmotiv, la ciudad de Telde. Una urbe cuyas calles han sido recorridas por Victoriano Santana, dejando en ellas trazos dejados por sus infantiles idas y venidas al colegio, las juveniles al instituto y luego, ya universitario, como promotor y partícipe de muchas y variadas actividades culturales.
Varios neologismos surgen de su afecto profundo por Telde: teldesionar, que agavilla acepciones variadas relacionadas con la ciudad de sus cariños, que nos sirve de ejemplo.
Misterio trinitario
El primero de los bloques abordados en la obra es el que le da título: Hilda, Mireya… María. Figura misteriosa con regusto a misterio trinitario: tres personajes distintos y, al parecer, una sola persona verdadera.
En un primer tramo, se recorre la biografía de María del Jesús Suárez López, nacida en Telde en 1900. Asistimos a un pormenorizado periplo por sus primeros estudios y su acceso a la carrera de magisterio en la Escuela Normal.
El segundo tramo abre la puerta a Hilda Zudán, supuesta personalidad de esta misteriosa mujer. Se extiende de 1921 a 1934. Hilda Zudán es un pseudónimo con el que se integró en la Escuela Lírica de Telde, en la que figuran Julián y Saulo Torón Navarro, Montiano Placeres Torón, Fernando González Rodríguez, Luis Báez Mayor y Patricio Pérez Moreno. Aquí el autor recoge la producción poética de Hilda en la prensa, especialmente de las islas. Alude, también, a su acceso a los estudios para conseguir la licenciatura en Filosofía y Letras.
El tercer tramo (1925-1930) aborda la posible coincidencia de nuestro trinitario personaje con Mireya Suárez, autora de un único libro, La novela picaresca y el pícaro en la literatura española, del que procura su difusión mediante el envío de ejemplares a la prensa; una prensa que se hace eco de la publicación.
Finalmente, el último tramo produce el retorno de la escritora a su nombre, María del Jesús Suárez López, ya residente fuera de las islas y cuya muerte ha pasado desapercibida, sugiriéndose que, quizás, falleciera en el extranjero.
Victoriano Santana le habría planteado a la escritora, sobre todo, dos cuestiones envueltas en el misterio: “¿cuál es el origen o la explicación de su seudónimo?; la segunda, ¿por qué desapareció como escritora en 1924, cuatro años después de haber comenzado a mostrar sus composiciones al público?” Y así, entre interrogantes, cierra esta incursión en la vida y obra de Hilda-Mireya-María y deja abierta la posibilidad de encontrar, en posteriores investigaciones, la forma de rellenar los huecos misteriosos de esta historia.
![[Img #34429]](https://infonortedigital.com/upload/images/11_2025/4107_bhilda-mireya-maria-y-otros-___-teldesianos-cover-1.jpg)
Poetas teldenses
El segundo bloque del libro se dedica a tres poetas, cómo no, teldenses: Saulo Torón, Montiano Placeres y Fernando González. Se trata de un texto con el que el autor satisface una deuda contraída con una primera versión, de la que no quedó satisfecho.
En primer lugar, ocupa la escena Saulo Torón, del que destaca, sobre todo, dos aspectos: la singular noción que tuvo del mar y, por otro lado, su amistad con Alonso Quesada y Tomás Morales. También resalta tres obras del poeta muy representativas de su quehacer: Las monedas de cobre, El caracol encantado y Canciones de la orilla. No deja atrás un cuarto libro, más tardío: Frente al muro.
Le sigue Montiano Placeres, sobrino del anterior, cuya producción poética estuvo muy dispersa, quizás debido a las varias actividades profesionales y políticas que desarrolló. Algunos de sus poemas fueron recogidos en el libro El remanso de las horas, al que el autor dedica exactos y afortunados comentarios. Pero si algo destaca Santana Sanjurjo del personaje, no es precisamente su contribución literaria a Telde, sino “su desmedido afán por dar a nuestra ciudad una línea cultural continua, plural, estable y de clara tendencia expansiva, el verdadero logro de este intelectual”.
Sin embargo, el autor muestra sus preferencias por el tercero de los poetas teldenses de los que se ocupa: Fernando González. De él ofrece un itinerario cronológico, en el que destaca su primer libro, Canciones del alba. Luego, recorre su periplo vital, señalando las publicaciones que llevó a cabo hasta su muerte, acaecida en Valencia en junio de 1972.
Telde en el corazón
Cuando Victoriano Santana habla de Soltadas… se está refiriendo a la serie de libros que, con idéntico título, viene publicando. Aquí trae algunos de esos textos con una idea que goza de un neologismo: para que teldesionaran “un poquito con otros colegas con los que mantienen vínculos”.
Una primera referencia se dedica a un ciclo de conferencias centrado en la literatura de Canarias que se ha hecho y se hace, cómo no, en Telde. Este ciclo se fundamenta en cuatro pilares: precisar, ampliar, difundir y homenajear. De este ciclo, que el autor comenta y desarrolla, nos detenemos en una propuesta muy sugestiva: la creación de una Biblioteca de Autores Teldenses. Desde luego, mimbres para tramar esta biblioteca no faltan.
La emisión de un programa radiofónico denominado Ínsula Barataria dio origen a una revista de corta vida pero de larga existencia: Cuadernos de la Ínsula Barataria. Revista independiente de artes, ciencias y pensamiento. Órgano de expresión escrita del programa radiofónico Ínsula Barataria que se emite en Canal Telde (FM 106.2), todos los miércoles, de 22.00 a 00.00 horas. Larga cabecera, pero no tanto como los ánimos de quienes la llevaron a cabo y de cuyo contenido Santana Sanjurjo da cumplida cuenta en este libro.
Mención especial merece el espacio que dedica el autor a Telde… palabras en el tiempo, una muestra, entre otras cosas y especialmente, bibliográfica para dejar público testimonio de la labor editorial de la ciudad y de sus hijos, enriquecida con documentos, fotos, aparejos de escritores, etc.
Concluyendo
Lógicamente, este libro presenta diferentes modos de ser leído. Apartados hay que permiten una lectura fluida y continuada, mientras que otros constituyen un excelente referente para abordar y profundizar temas, merced a la minuciosa recopilación de datos; este último caso será un verdadero deleite para investigadores en busca de exhaustiva información.
Por otro lado, abundan las notas a pie de página; aquí no entorpecen la lectura, sino que amplían el contenido del punto desde el que son llamadas; algunas son extensas y muy necesarias para la cabal comprensión del texto que explican.
Ya se ha comentado el estilo de Victoriano Santana Sanjurjo, así que nada que añadir a lo ya expuesto: el lector disfrutará con su manera cercana, dialogante, de expresarse. De lo que no cabe duda es de que cualquier persona interesada por la ciudad de Telde y por quienes nacieron en ella tiene que añadir este título al ya amplio y sustancioso repertorio bibliográfico que existe sobre ella.
Anotar finalmente que, fiel a su tradición, el necesario y completo Índice onomástico está ordenado alfabéticamente siguiendo el orden de los nombres, no del apellido.
Juan Antonio Martínez de la Fe































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