Comunicados

Estudiantes de la ULPGC exigen responsabilidad tras eliminar el Vicerrectorado de Igualdad

El estudiantado denuncia la brecha entre el discurso institucional y la realidad cotidiana, señalando la falta de recursos y acompañamiento efectivo tras la supresión del órgano encargado de igualdad en la ULPGC.

Redacción Martes, 25 de Noviembre de 2025 Tiempo de lectura:

A ustedes, quienes duermen en las alturas:
 
Como cada 25 de noviembre, el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, nuestra universidad vuelve a cubrirse de violeta en un gesto que pretende simbolizar su compromiso con la igualdad, la inclusión y la convivencia. En cada centro (con buena suerte) se leerá el manifiesto donde la Red de Universidades de Igualdad de Género para la Excelencia Universitaria (RUIGEU) a la que pertenecemos alertan de “magnitud y persistencia de esta realidad estructural”.
 
Sin embargo, para gran parte del estudiantado, no pasa de ser una imagen superficial. Año tras año se repiten mensajes que apelan al respeto y a la diversidad, pero en la práctica se mantiene un vacío evidente entre lo que la ULPGC declara en el Artículo 197 de la Sección VII de sus Estatutos y lo que realmente vivimos en nuestras aulas y espacios comunes. Esta distancia entre el discurso y la realidad resulta especialmente dolorosa en una fecha que, más que gestos simbólicos, exige responsabilidad institucional.
 
Es cierto: Estamos en el mes morado, la ULPGC cumple con la LOSU, tiene un Plan de Igualdad y dispone de normativas que, sobre el papel, garantizan la estructura institucional para abordar las desigualdades. Pero quienes habitamos diariamente la universidad sabemos que esos documentos, no se traducen en políticas de igualdad reales, visibles y efectivas. Cuando pedimos apoyo, cuando vivimos situaciones que afectan a nuestra convivencia, bienestar o dignidad, la respuesta institucional rara vez superan la superficialidad del folio o la rigidez del reglamento. La falta de servicios de acompañamiento al estudiantado, de recursos especializados en género, así como de canales de comunicación accesibles genera una gran inestabilidad e inseguridad, incompatibles con la universidad segura y progresista que esta institución dice representar.
 
Este 25N nos dirigimos a ustedes porque nuestro malestar ha aumentado tras la reciente eliminación del Vicerrectorado de Igualdad, Inclusión y Convivencia, anunciada el pasado 3 de octubre. Este vicerrectorado, presentado hace apenas un año como un proyecto innovador y transversal del Equipo Serra 2025–2026, tenía el objetivo de integrar acciones para la atención a la diversidad y la promoción de la convivencia. Sin embargo, en menos de un año desaparece bajo el argumento de la falta de recursos económicos.
 

¿Qué ha pasado en doce meses? ¿Cómo es posible que aquello que era innovador y esencial ahora sea prescindible? Curiosamente no es la primera vez que se incumplen los compromisos en materia de igualdad ¿Qué ocurrió además con el programa 2021–2025, que prometía potenciar la Unidad de Igualdad “para que no fuera un mero órgano de organización y celebración de jornadas”? Son ya dos programas electorales incumplidos en materia de igualdad, mientras la ULPGC continúa afirmando que avanza “con determinación” sobre “cimientos sólidos”. Pero ¿cómo pueden ser sólidos dichos cimientos si la primera medida de este gobierno ha sido eliminar el órgano encargado de garantizar  igualdad, diversidad y convivencia? ¿Cómo pretenden construir un discurso de respeto cuando sus acciones demuestran lo contrario?

 
Tampoco puede ignorarse el contexto social. Canarias es hoy la comunidad autónoma con la mayor tasa de violencia machista del país, con un incremento del 44,4% registrado en primavera. En un escenario tan alarmante, recortar estructuras destinadas a la igualdad y la prevención es, como mínimo, irresponsable. Las universidades tienen un papel crucial en la construcción de sociedades más seguras y justas; renunciar a él es diluir políticas imprescindibles en momentos de especial vulnerabilidad social.
 
Que sean estos espacios clave para la atención a la diversidad y la convivencia los que se recortan, evidencia una jerarquía de prioridades que relega la igualdad a un papel secundario. ¿Dónde queda la responsabilidad social de una universidad pública cuando retrocede en políticas fundamentales en un contexto donde las violencias machistas y las desigualdades siguen aumentando?
 
El descontento no es aislado. Muchas personas de la comunidad universitaria han expresado preocupación por el clima de convivencia, la falta de canales de atención y la ausencia de respuesta institucional. Ante esta inquietud hemos realizado un sondeo estudiantil en el que han participado 401 personas que, sin sustituir un estudio oficial, ofrece una mirada honesta a las vivencias reales que ustedes parecen no escuchar, en las aulas que ustedes no visitan y en la universidad que ustedes no están representando. Los resultados reflejan un sentimiento compartido y generalizado: la ULPGC no está proporcionando los recursos, la escucha, ni el acompañamiento especializado que su comunidad necesita.
 
El sondeo arroja que hay un importante desconocimiento tanto de los organismos para la igualdad de la ULPGC como de la labor que tienen encomendada. Resulta especialmente preocupante que la mitad de las personas consultadas conocen o creen conocer algún caso de acoso en la universidad y solo un 14 % sabe qué debe hacer y cuáles son los canales para ello. En relación con esto, solo el 37,7% confía en que nuestra universidad actuaría correctamente en un caso de acoso o discriminación.
 
A esta realidad se suma la incoherencia institucional ¿Con qué legitimidad pueden ustedes hablarnos de igualdad, inclusión y tolerancia en su comunicado del 30 de octubre, difundido ante la posible visita de Vito Quiles, cuando apenas unas semanas antes anunciaron la eliminación del Vicerrectorado de Igualdad, Inclusión y Convivencia? ¿Cómo puede sostener el Rectorado un discurso que presume de valores fundamentales mientras desmantela el órgano encargado de garantizarlos? Esta contradicción mina la credibilidad institucional y evidencia que la igualdad se utiliza para fines comunicativos y estéticos y no como un compromiso ético contra las injusticias sociales.
 
Por todo ello, reclamamos medidas claras y reales que permitan reconstruir la responsabilidad institucional en materia de igualdad:
 
- La realización de un diagnóstico profundo y riguroso del estado actual de nuestra comunidad universitaria respecto a las violencias de género, así como otras situaciones de discriminación y acoso.
- La revisión y actualización de los protocolos actuales en materia de igualdad, diversidad y acoso, así como su difusión accesible para toda la comunidad universitaria.
- La garantía de cualificación en materia de igualdad, diversidad y convivencia de las personas responsables de impulsar estas políticas universitarias.
- La creación y fortalecimiento de espacios universitarios dedicados a la igualdad y diversidad.
- El impulso de los estudios de género, garantizando formación especializada en esta materia.
- La aplicación de la transversalidad de la formación en género en Grados, Máster y Doctorado.
- El impulso de la investigación con perspectiva de género.
- La creación de espacios de atención a las situaciones de discriminación, desigualdad y violencia que garanticen la perspectiva de género.
 
Sin estas acciones, los problemas seguirán repitiéndose sin respuesta.
 
Hoy, 25 de noviembre, afirmamos con claridad que no estamos conformes. Hay preocupación, agotamiento y decepción. Este no es un día para colgar carteles morados: es un día para asumir responsabilidades. La igualdad no puede ser un adorno institucional, ni una estrategia de imagen.
 
Necesita compromiso, inversión, estructuras estables y escucha activa de personas especializadas. Por eso seguiremos levantando la voz, recordando que una universidad que no garantiza la igualdad no puede llamarse realmente inclusiva ni sostener como lema“inclusión y respeto hacia la cultura de la convivencia”.
 
Hoy decimos basta. Es momento de que asuman el compromiso que nuestra comunidad merece.
 
Porque sin hechos, la igualdad seguirá siendo reprimida y nosotro/as con ella.
 
 
Grupo de estudiantes ULPGC
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