Foto: Juan FERRERA GILMirar hacia lo alto tiene sus ventajas. Por ejemplo, podríamos descubrir espacios y lugares que ni siquiera habíamos imaginado. O no lo suficiente. Quisiera añadir que mirar hacia arriba también viene bien. No solo porque contemplaremos otras realidades, sino que, también y además, las personas desaparecen y nos hacen sentir dichas visiones como si viviéramos en el reino de la soledad, donde la mirada se manifiesta de otra forma. No sé si decimos un disparate: lo más probable es que sí. Pero a mí me ha dado por descubrir las partes altas de la ciudad que no logramos ver del todo: Arucas. ¿Y si usted lo intenta con la suya?
Juan FERRERA GIL
































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