Sociedad

Siempre perdurará ese “nos vemos en el Perola”

Detrás del mostrador, Pepe se enfadaba, Pepe se reía, y siempre soltaba los manices para acompañar el botellín

María Josefa Monzón Lunes, 24 de Noviembre de 2025 Tiempo de lectura:
Pepe El PerolaPepe El Perola

Los recuerdos de la infancia están estrechamente ligados a la tienda de Lacito y Fife, con Juanita y Rosaura.


Lacito se fue muy pronto, y Fife continuó, pero llegó el momento en el que también dijo adiós a esa tienda emblemática, que ocupaba buena parte de la vida de Agaete.


Al tiempo, Pepe, “el Perola”, vendiendo lotería, empezó a ganarse el cariño de los vecinos de Agaete, y después dio el paso de abrir nuevamente aquella tienda, llenándola de vida y convirtiéndola en un lugar de visita obligada si se iba a la villa marinera.


Los dulces recuerdos de la juventud están ligados al Perola, con Pepe, “ Pa” y “Má”.


Noches llenas de alegría con Anate, Clari, Mari Carmen, Loly, Maite, Gloria, Inés, Yoyo, Alejandro, Toñi, Colacho, Pancho, Suso, Leo ….


Mañanas de sábado y domingo, en los que estaban Paco Cruz, el Nene, Pepe Espino Chano, Vicente, cuando venía de Mexico, Pepe el Kubala, Pepín, Pacuco, Momo, Felo el de Yuta  y Los Muchachos con sus guitarras y cantos.


Está el recuerdo de ir a buscar a Monzón para comer, y acompañarlo con una caña, dos y tres, retrasando el regreso a casa.


Momentos únicos con Gloria y Esperancita, que más de una vez nos acompañaron en el aperitivo.


Quedar en el Perola para después irnos a disfrutar de las fiestas de La Aldea, o los sábados para ver el partido de fútbol correspondiente.

 

Como se disfrutó de las papas con berberechos, la tortilla, los tomates, y la última vez, de un sabroso sanchocho compartido con Lary, Eusebio, Marisa y Suso.

 

Está el ruego de cuando cerraba y limpiaba en la madrugada decirle, Pepe pon la última caña, y había veces que sí, y muchas otras que no.


Detrás del mostrador, Pepe se enfadaba, Pepe se reía, y siempre soltaba los manices para acompañar el botellín.


Quedamos en el Perola, era el santo y la seña de las quedadas juveniles, y ahora Pepe ha decidido cerrar esta etapa, y en el corazón solo queda el puro agradecimiento por tantos años compartidos, por tantos recuerdos alegres y hermosos de vida.


Gracias Pepe, y siempre perdurará ese “nos vemos en el Perola”, y esta vez, el próximo domingo, 30 de noviembre.

 

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