LA BRISA DE LA BAHÍA (256). Pararse

Valeria Castro lo ha dicho claramente: “hay que pararse”.

Y lo ha hecho. Otras personas también lo han sugerido en distintos momentos: no se puede estar en primera línea como si no pasara nada ni tuviera su coste. Y así debe ser. Como de momento no somos máquinas imparables, también el cansancio surge de vez en cuando y nos pone los pies en el suelo. De lo que se infiere que la rutina también es positiva y que necesita su espacio, su momento estelar en el que florecerá porque, sencillamente, no somos máquinas ni obedecemos a algoritmos que nos obligan a estar en primera línea del candelero. Y del combate.

Así viene a resultar que la creatividad se resiente y ya no funciona como es debido: solo las pequeñas y recurrentes dosis sirven para lo que sirven: además de anclarnos los pies en suelo nos hacen ver, y comprender, que la existencia es una sola y que todo tiene su momento. Por eso Ana Belén, con sus 74 años excelentemente llevados, y paseados, disfruta como nunca en el escenario y mantiene una voz clara y diáfana. A lo mejor el éxito consiste en mantenerse en el tiempo y no sucumbir ante propuestas más o menos interesadas e interesantes. Todo tiene su momento. Y el que no lo quiera ver y comprender, no solo está en su derecho, sino que, además, sabrá que su tiempo de éxito será limitado. Es verdad que ya no se llenan estadios, pero sí teatros, donde la gente sabe vibrar y comprender el valor de la lucha y de la palabra cantada: es mejor interpretar y volver a subir al escenario éxitos más o menos tempraneros que casi siempre ahogan al artista, aunque ahora no se aprecie. Quizás por eso Valeria Castro tiene mucha razón: “hay que pararse”.

No solo para coger fuerza y emprender de nuevo el camino, sino porque la vida tiene su tono, su ritmo y su momento. “Pararse para que esto siga teniendo sentido”, dice la cantante palmera. Que no es poco.

Juan FERRERA GIL