La valentía de nacer librería

Josefa Molina

[Img #10531]Hace unos días, nacía en Las Palmas de Gran Canaria, la librería Aranfaybo de mano de los entusiastas amantes de la literatura e impulsores de la Editorial Garoé, María Ibaya Yuste y Jorge Torres. En un tiempo de la humanidad que se caracteriza por estar bajo el imperio férreo y corrosivo de las pantallas, que se abra al público una nueva librería, me parece no solo un ejemplo de valentía comercial sino de posicionamiento político y personal ante la sociedad digital imperante.

 

Nos hacen falta las librerías. Nos hace falta espacios para la imaginación y el enriquecimiento personal porque las librerías y las bibliotecas son lugares llenos de magia y desconexión que ya el mítico escritor argentino Jorge Luis Borges comparó con un paraíso. Y no es para menos, porque todo lo que sucede dentro de una librería, entre sus pasillos y estanterías, es lo más parecido a habitar el paraíso en la tierra.

 

Además, esta librería de nombre de Aranfaybo, divinidad masculina con la que los bimbaches, habitantes aborígenes de El Hierro, llamaban para solicitar de él el agua de la lluvia, nace con promesa de invocación literaria, llamando y atrayendo hacia ella a las personas lectoras amantes de unos géneros literarios tan específicos como seductores como el terror, el crimen, el misterio, la fantasía oscura, la ciencia ficción y la literatura gótica, incluido un apartado especial a los que gustan de la brujería, satanismo, ocultismo y leyendas prohibidas. Fascinante, ¿no?

 

La puesta en marcha de este nuevo establecimiento generó mucha expectación que se materializó en el éxito rotundo de su inauguración, repleto de personas, lectoras y escritoras, amantes de estos géneros.

 

Y no me extraña. Si hay un género que no pasa de moda es el género de la novela de misterio, la narrativa negra y criminal. Recuerdo en una entrevista que el criminólogo español Vicente Garrido, en respuesta a por qué fascina tanto la maldad y los psicópatas a las personas digamos ‘normales’, afirmó que responde a un instinto de autoprotección, sobre todo en las mujeres, es decir, responde a la necesidad de conocer a los malos para poder evitar ser víctimas de ellos.

 

No sé si eso mismo es lo que nos sucede a las personas que leemos, que nos gusta ponernos al límite y adentrarnos en historias de miedo y terror, ver cómo funciona el cerebro de los malos, claro que desde la seguridad y la tranquilidad de la lectura en el sofá del salón. Imagino que será porque nos atrapa la sensación de dejarnos llevar por la adrenalina que genera vivir situaciones límite. La adrenalina, hormona neurotransmisora que el cuerpo produce en las glándulas suprarrenales y que hace que podamos liberar el estrés, el miedo o el peligro, así como nos prepara para actuar ante un peligro inminente.

 

Según los especialistas estudiosos del tema, el gusto por el miedo o el terror en la ficción responde a razones biológicas y culturales. Ante una situación de terror, las hormonas de la adrenalina se desatan, aumenta la temperatura corporal y disminuye la presión sanguínea en el estómago, generando una situación de tensión que hace que enfoquemos nuestra atención a lo que sucede alrededor. En el fondo, es una reacción ante la necesidad de autoprotegernos que hace que el cerebro reaccione ante cualquier situación de peligro que nos amenaza, segregando serotonina y dopamina. Lo que se traduce en generar en el organismo una sensación de placerque desaparece al acabar una lectura o una película.

 

Pero, además, leer historias de misterio o terror nos enfrenta a nuestros propios miedos y dilemas en un entorno seguro y controlado, lo que nos genera una oportunidad para comprender mejor nuestra propia psique.

 

De ahí la magia de la ficción y el éxito de este tipo de géneros, tanto en literatura y en el cine como jugando a videojuegos de terror, visitando casas del miedo en las ferias ambulantes o realizando tours de misterio. ¿Quién no ha participado en alguna de esas rutas de misterio tan de moda en las grandes ciudades? En los últimos años, he asistido a varios de estos tours en distintas ciudades como Madrid, Londres y Roma y he de decir que son de los más divertidos e interesantes, además de que te invitan a conocer el lado oscuro de la ciudad que visitas.

 

Todavía recuerdo cuando hice una ruta por el barrio londinense de Whitechapel, donde ejecutó sus fechorías el primer asesino en serie de la historia considerado como tal, Jack El destripador, un recorrido que no solo adentró al grupo de turistas españoles que lo realizamos en los detalles escabrosos del asesino de la época victoriana de Londres, sino también en la dramática situación de la población de finales del siglo XIX en una ciudad por entonces de calles sucias y mugrientas, donde las mujeres malvivían gracias a la venta de sus cuerpos, ejerciendo la prostitución por un mísero penique, y donde existía lo que se conoce como las camas calientes, dormitorios compartidos para diez o veinte camastros de madera, que se iban ocupando de forma alternada, unos se levantaban para que otros se acostaran. De ahí, la denominación de ‘cama caliente’.

 

También existían las casas de auspicio para mujeres que ejercían la prostitución pudieran refugiarse y descansar del peligro de las calles, apenas iluminadas por pobres farolas de gas. Hay que recordar que Whitechapel, el barrio de actuación del famoso Ripper, quien nunca fue detenido y cuya identidad sigue siendo un verdadero misterio, era uno de los barrios más populares de Londres de finales del siglo XIX, una zona que se destacaba por el hambre, las malas condiciones de salubridad y la violencia. Hoy Whitechapel es un barrio moderno, de altos edificios y una gran actividad comercial y turística. Nada que ver con el barrio marginal que fue. Y menos mal.

 

El amor al género de terror y fantasía ha llevado también a Rayco Cruz, escritor de fantasía, terror y ciencia ficción, natural de Las Palmas de Gran Canaria, a poner en marcha hace apenas unos meses la Editorial Fundación, dedicada a la publicación de novelas de género de fantasía y terror, especialmente volcado en dar espacio a autoras y autores del género de las islas Canarias. Una estupenda iniciativa que rinde homenaje a la saga de ciencia ficción de Isaac Asimov, Fundación. Asimov está considerado como uno de los mejores autores de ciencia ficción junto con Robert A. Heinlein, autor de Tropas del espacio (1960), y Arthur C. Clarke, autor de la mítica 2001: Una odisea del espacio (1968), llevada magistralmente al cine por el director norteamericano Stanley Kubrick.

 

Y para las personas a las que no le gusten tanto el terror, en los últimos años se ha puesto de moda el ‘cozy crime’, en el que se tratan tramas criminales menos violentas y más amables, que suelen discurrir en comunidades pequeñas con encanto. Aquí la trama se centra en el ingenio de los protagonistas quienes suelen ser aficionados, y deja la sangre, la violencia y el sexo en un segundo plano o fuera de escena, muy al estilo de damas residentes en campiñas inglesas como la mítica Mrs. Marple, de Agatha Christie, una vieja algo chismosa y bastante metomentodo que juega a hacer detective aficionada.

 

Leía en un artículo de Babelia del pasado 30 de agosto, firmado por el escritor y especialista en el género de ficción criminal, Juan Carlos Galindo, que septiembre venía cargado de novedades del género que se pueden encontrar en las librerías. Les invito a visitar la librería que tengan más cerca de sus viviendas e interesarse por alguna de ellas, aunque más les invoco a visitar la librería Aranfaybo, donde podrán encontrar títulos del género de ficción del misterio, negro, terror y fantasía más específicos, tanto clásicos como y eso me parece aun más interesante y necesario, de autoras y autores contemporáneos y de las islas Canarias.

 

Leamos a nuestros valores en la escritura. Hay calidad de sobra y la lectura de sus novelas les dejarán realmente impresionados. Déjense llevar por el placer de un chute literario de adrenalina.

 

Josefa Molina

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