Asesinatos, masacres, barbaries humanas... y la complicidad europea
El Diccionario académico, nuestro sabio libro de la lengua española, define el adjetivo “civilizado” (referido al ser humano) como ‘Que se comporta de manera educada y correcta’. Y emparentado con la voz anterior explica que el sustantivo “civilización” da a conocer el ‘Estadio de progreso material, social, cultural y político propio de las sociedades más avanzadas’. Por tal puntualización registra como antónimas u opuestas las palabras “barbarie, incultura” (es decir, salvajismo, ferocidad, crueldad, brutalidad, fiereza, ignorancia).
De lo cual podría apuntarse que, al menos desde un punto de vista teórico, la Vieja Europa ni es bárbara ni inhumana. A fin de cuentas fue el continente que durante siglos expandió cultura, saber, conocimiento, pensamiento, democracia, república, revoluciones como la Francesa, lemas como “Libertad, Igualdad, Fraternidad”, pensamientos literarios románticos como “Que es mi patria mi tesoro, / que es mi dios la libertad”, “La Naturaleza es una obra de arte en sí misma”…
Sin embargo empresas industriales alemanas, inglesas, francesas… colaboran desde tiempos atrás con los gobiernos de Israel para la provisión de armamento terriblemente destructivo. Y este, día a día, minuto a minuto, decepción tras decepción, deshumanización tras deshumanización sigue masacrando con rabia a la población civil de Gaza, a la población palestina, libanesa…, a los elementales principios de derechos humanos ante el silencio o palabras disimuladas de los respectivos gobiernos europeos. (Ya desde algún milenio anterior los griegos dieron cuerpo a la palabra [hypokrisía] -hipocresía-, algo así como cuando se muestran sentimientos falsos ya no solo diferentes a los que se tienen o experimentan sino, incluso, contrarios, radicalmente opuestos.
Así, por ejemplo, Alemania suspende la venta de armas a Israel. Pero la alemana Rheinmetall AG, la empresa más importante del país en su fabricación, colabora con la firma israelí Elbit Systems: entre ambas hay un acuerdo de cooperación estratégica para producir y comercializar armamento. Rolls-Royce Holdings (multinacional británica) desarrolló los motores de los tanques israelíes Merkava 4 y 5 a través de su filial alemana, MTU. Según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz, Alemania es el segundo proveedor de armamento a Israel después de Estados Unidos.
Francia presiona a Israel. Pero las industrias Thales, propiedad del Estado francés en un 25%, vende sistemas de guías a los drones israelíes Hermes 900. Gran Bretaña amenaza al Gobierno judío con reconocer a Palestina como Estado si no cesa su acoso a Gaza. (Por cierto: ¿quedarán ciudadanos palestinos vivos de aquí a unos meses?) Pero la británica Bae Systems suministra a Israel el obús M109, un sistema de artillería móvil de 155 mm que su ejército usa en la Franja de Gaza. Amnistía Internacional descubrió que los proyectiles M109, utilizados por las fuerzas de Israel en octubre de 2023, contenían fósforo blanco. (Son datos fielmente reproducidos y obtenidos a través del diario-red.com/ octubre 2024. Añado Le Centre Delàs d’Estudis per la Pau; Amnistía Internacional e, incluso, a las propias Naciones Unidas y su Agencia de Refugiados de Palestina en Oriente Próximo.)
Sí, estimado lector, ya sé que estamos en días de vacances, descansos, pausas de nuestra propia actividad, tumbonas a orillas de la piscina o sobre la inmensa toalla mientras el salitre de la mar intenta refrescarnos. Y la calufa, “la caló” que derrite hasta los callaos y trastorna cerebros, cerebelos y bulbos raquídeos nos tiene acogotados, aprisionados, encadenados a los caprichos de millones y millones de descargas que el Sol deja caer perpendicular, horizontal y verticalmente sobre nosotros.
Pero hay otros, decenas de miles de otros seres casi ya no seres, personas, criaturas humanas, para quienes la vida consiste simplemente en la subsistencia minuto a minuto, segundo a segundo mientras ruegan, piden, demandan y rezan al dios cristiano -el mismo dios de Israel- para que su cielo deje de vomitar bombas incendiarias que todo y a todos arrasan, queman, destruyen, matan, asesinan... Pero -ironías de la vida- solo reciben vacías palabras de las instituciones religiosas frente a estampidos y retumbantes estruendos de las bombas israelíes, de las balas de sus soldados...
Fue el 14 de julio, 2025. “Una “falla técnica” convirtió en asesinatos de siete niños gazatíes las vidas de siete criaturas que no estaban jugando al parchís, ni con sus móviles a la manera de los países civilizados, ni tan siquiera a piola o al teje. Es más: incluso hasta puede ser que se escaparan de la escuela para comportarse como mayores (¡poco conocimiento, desatención de sus padres!), pues tal vez se habían acercado a un punto de distribución de agua para llenar un caldero, algún balde, cualquier recipiente o, simplemente, buscaban un cacho de pan.
Y según Naciones Unidas (Noticias ONU Mirada global Historias humanas) no fueron las únicas víctimas: en el mismo e intencionado bombardeo de la aviación israelí perecieron también cuatro adultos, pero parece que también las vidas de los mayores son algo inservible, no hay marcha atrás, que para eso son longevos de cuarenta, quizás treinta años, todo un récord de supervivencia en Gaza. (Edades cronológicas, por cierto, a las cuales aspiran muchos niños de aquella tierra abandonada a su maldita fatalidad pues algún soldado israelí, un civil israelí militarizado, un fanático ultraortodoxo israelí o cualquier colono israelí puede meterles entre pecho y espalda el definitivo balazo que reventará su vida, su miseria, su tragedia humana… su inmenso abandono de la humanitaria Europa.)
Sí, estimado lector: tendidos como tiende la Muerte a los muertos adultos, destrozados como los mayores de veinte años ya asesinados con precipitada antelación y certera precisión del avión, del tanque o del fusil de tiro al gazatí, los cuerpos ya sin vida de decenas, centenares del niños a quienes nacieron siete, ocho, cuatro o tres años atrás están rigurosamente muertos gracias a sofisticadas armas llegadas desde Gran Bretaña, Francia, Alemania (¿también España?)…
Y esa misma Europa solo emplea palabras -y así desde muchos años atrás- para solicitar, pedir, requerir a Israel que no dé el salto definitivo y ocupe la totalidad de Gaza, el plan estrella del general metido a político con citas pendientes ante la Justicia de su país. Y argumenta Europa, ahora, que “Cualquier intento de anexión o de ampliación de asentamientos viola el Derecho Internacional”.
De lo cual podría también concluirse, estimado lector, que las salvajes y sanguinarias actuaciones de Israel sobre la población civil gazatí desde los inicios no son violaciones y transgresiones del más elemental derecho humano: la vida. Los asesinatos por sed, inanición, falta de medicamentos, hospitales bombardeados, sanitarios masacrados, violencia entre los propios gazatíes cuando acuden en masa a recoger mercancía lanzada desde aviones son “producto de la propaganda antisemita”. Miseria humana.
Nicolás Guerra Aguiar
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