Un bar de Barrial es parte fundamental de un estilo de vida familiar y social

Juan Reyes González

[Img #5587]En los aledaños del Estadio Barrial, más concretamente, en la calle Mensajero Jáimez, se encuentra un bar, que se caracteriza (gastronomía y bebidas aparte), por las charlas, y el buen humor entre viejos amigos y conocidos que se reúnen casi todos los días, en este humilde lugar, que para algunos, según mi parecer, es incluso, la continuación de su hogar.

 

Si en Barrial existieran entidades transversales, no me cabe la menor duda, de que una, sería este recinto lúdico; recinto, que dicho sea de paso, para muchas personas, representa un punto de encuentro, un lugar de recreo, un espacio para desconectar, para quedar, comer y beber, leer o ver el fútbol y las noticias, etc.

 

Ni que decir tiene, que en un bar, es difícil evitar escuchar las conversaciones; pero que a mí personalmente no me importa; al contrario me encanta, porque me ponen al día enseguida y hace que me aperciba con ello, de lo que realmente le interesa a la gente.

 

La “vida” en este establecimiento adquiere diversas formas, que pueden consistir; tanto en cogerse una torta –solo o acompañado– y armar algo de ruido, como en acercarte un rato para tomar un café, conversar tranquilamente con amigos y opinar sobre lo divino y lo humano; ya que, la tradición de la tertulia en este bar, es un clásico.

 

Es un local público, que tradicionalmente, ha sido y sigue siendo “un verdadero foro”; ha sido y es, un lugar de convivencia y encuentro con las personas”.

 

Desde mi punto de vista, aproximadamente, “el 80% de la clientela es fija”, y según aseveran algunos de ellos, lo que más les gusta de su oficio, es el trato con la gente. Y ello es, porque el mencionado negocio, “es parte fundamental de un estilo de vida muy familiar y muy social”; y es que, por regla general, a los ciudadanos de este país, les gusta vivir en la calle, celebrarlo todo afuera y es evidente que este establecimiento, está “ahí”, para satisfacer nuestros gustos.

 

Otra característica muy importante de este negocio, es que siempre ha sido un local abierto, al que asiste gente de todo tipo y de todas las edades. No solo está asociado al consumo de bebidas alcohólicas, sino que aquí también puedes ir a tomar café o un aperitivo con familiares. Eso hace que esté, absolutamente abierto a todo tipo de clientes y en correspondencia con toda la sociedad.

 

Hablar, contarse las penas y las alegrías, forman parte de la esencia de este establecimiento; sin embargo, a nadie se le esconde, que también reivindica el papel de este lugar, para poder ir a tomarte algo y estar tranquilo: “Con una copa, a veces, es cuando te vienen las grandes ideas”.

 

Hablando de ideas, los bares en general, por su vinculación con la creación y con el mundo cultural, no sólo han albergado célebres tertulias, sino que han sido lugares, donde se han escrito y sobre los que se han escrito novelas; y ni que decir tiene, que han servido de fuente de inspiración para grandes autores.

 

No dudo de que hay bares similares a éste, lo cual me satisface muchísimo, porque hay gente que necesita el punto de encuentro de un bar, cafetería o lo que fuere, donde llegar sin necesidad de salir acompañado de nadie y encontrar allí el cariño o la compañía que supla sus carencias emocionales, afectivas, laborales o sociales.

 

Tengo la certeza, de que este establecimiento, es como la antesala o prolongación de las casas, casino de los pobres, punto de reunión social, escondite de gente diversa, o eco de noticias. Es, al fin y al cabo, un recinto donde se canta (ya menos), se ríe, se riñe, se blasfema y se gasta lo que no se tiene, haciendo alardes disparatados y pueriles. En este lugar se arreglan asuntos varios y se hace acopio de fuerzas para enfrentarse a la vida real con las artificiales energías que da la bebida acompañada del griterío confuso, de la música de las tragaperras y del sonido de la Tele.

 

Este local lúdico, es el más claro ejemplo de la proliferación de este tipo de establecimientos peculiares con más que singulares clientelas en las que las tapas y una extensa oferta gastronómica juegan un papel crucial con el whisky, el ron, el vino, las cervezas y una más que surtida variedad de licores que alegra a su masiva clientela.

 

Otro hábito característico y diferencial de este local, son las tertulias deportivas, políticas o de las más inverosímiles temáticas, que desde tiempos remotos han tomado este bar como centro de conversación política, maquinar ideas y en las que, la afinidad entre sus participantes, crea una fidelidad al establecimiento les guste, o no; la discusión de las tertulias del local.

 

Para acabar, no podemos obviar a los sin oficio; en tanto que, hacen de este local su oficina de trabajo y su motivo laboral aparente; evitando con ello, a mi juicio, que puedan sentirse aislados, desanimados, estresados, inactivos y afectados en su autoestima y confianza en sí mismos.

 

En este bar, por tanto, se olvida uno de si mismo y de quien nos rodea, por el breve o extenso rato que dura la visita, al tiempo que se disfruta sin reparo de estos irreales momentos, que hacen olvidar las miserias humanas, que al fin y al cabo son todas iguales seamos guapos, feos, con pelo o sin él, altos, bajos, pobres o ricos.

 

Juan Reyes González

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