Efemérides

Miguel de Unamuno en el Hotel Royal de Teror hace 115 años

Vino a aposentarse en el Hotel Royal, que tan sólo unos meses antes, había fundado Agustín Rodríguez Hernández

José Luis Yánez Rodríguez Domingo, 29 de Junio de 2025 Tiempo de lectura:

Unamuno llegó a fines junio de 1910, a descansar en el hotel ubicado en la terorense calle de la Herrería, el tramo del camino de mar a cumbre que comenzaba en la ermita de San Nicolás en Las Palmas, atravesaba el pueblo y era una de sus vías más peculiares.
 
Estaba en Gran Canaria desde el 22 de junio por haber sido designado como mantenedor de los I Juegos Florales de Las Palmas, organizados por la Sociedad El Recreo.
 
Vino a aposentarse en el Hotel Royal, que tan sólo unos meses antes, había fundado Agustín Rodríguez Hernández, y que tanto en este primer edificio, reconstruido años más tarde por el recordado José Benítez Talavera, como en el nuevo edificio ubicado en el Paseo González Díaz, constituiría un referente absoluto de una época en la que la Villa recibía visitantes durante todo el año y que en los veranos veía crecido y aumentado año tras año su población con la llegada anual de lo que eufemísticamente se conocía como la “colonia de veraneantes”.
 
Acompañaba a Unamuno en su visita, el alcalde Manuel Acosta Sarmiento, personaje de indudable importancia en el Teror de principios del XX.
 
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Describió su entrada en la Villa en su libro "Por tierras de Portugal y de España" así:
 
"Subí á Teror, un pueblecito de singular sosiego, que me recordó alguno de los pueblos del Miño portugués. Si no fuese por las palmeras, este árbol litúrgico que parece un gran cirio de quieta llama verde, si no fuese por los plátanos, si no fuese por otras plantas tropicales, esto recordaría á las veces Galicia. 
 
Pero allá, en Teror, á cerca de 600 metros sobre el nivel  del mar, el aspecto varía. El frondosísimo castañar de Osorio me recordaba más de un rincón de mi nativa tierra vasca. Y allí, en aquel castañar de Osorio, me tendí á la caída de una tarde hasta ver acostarse las colinas en la serenidad del anochecer. Es algo siempre nuevo, algo que siempre parecer llevarnos á la fuente de la vida, algo que nos invita dulcemente á confundirnos con la madre tierra.
 
Era la noche de San Pedro, y al volver del castañar á la villa brillaban por dondequiera las hogueras en las sombras de las montañas y se oía el resonar de los caracoles marinos mezclado al de las ranas. Y entramos en aquel Teror de sosiego, donde tan bien se duerme.
 
Allí, en Teror, está el santuario de Nuestra Señora del Pino, la consoladora de las aflicciones domésticas de los canarios"
 
José Luis Yánez Rodríguez
Cronista Oficial de la villa de Teror
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