Subir a Tamadaba para tocar el cielo

Despierta El Valle de Agaete este 27 de junio, con el sonoro estallido de los voladores desde el alba.

Se viven las primeras horas del día con el ajetreo casero, preparándolo todo para recibir a los que regresan a compartir los días de fiesta.

Se huele el caldo reparador recién hecho y se apuran las compras de última hora para que en la mesa no falte nada.

Y según avanza la mañana, en los corrillos vecinales se habla de la polémica de este año, ¿hay o no hay rama? Y el deseo unánime es que sí, pero la incertidumbre está.

Al mediodía toca compartir la fría cerveza en el Kiosko o en la Cantina de La Sociedad, reviviendo las anécdotas y recordando con nostalgia a los que ya no están.

Seguirán sonando los voladores anunciando que ya queda poco y cuando la noche esté en plenitud, sonarán las caracolas acompañando la querida melodía con la que se baila en la despedida de Los Romeros.

Al filo de la medianoche se iniciará el camino con grupos de amigos y de familia, y con la ilusión de los más  pequeños que suben por primera vez al pinar.

Apenas se dormirá en Tamadaba esperando ese amanecer de ramas, con el que cada año, El Valle toca el cielo.

María Josefa Monzón García

Dibujo original de Eugenio Aguiar