Comercio

La memoria borrada de La Vega de Gáldar y el centro comercial: 1ª entrega, por la Asociación Altahay

El colectivo ecologista y cultural emite un comunicado

Redacción Jueves, 26 de Junio de 2025 Tiempo de lectura:
La Vega de GáldarLa Vega de Gáldar

El domingo 22 de junio del presente año, nos despertamos con la noticia de la resurrección de un proyecto urbanístico al que ingenuamente dábamos por muerto, creyendo que descansaba felizmente en paz bajo la sepultura no de meras trabas administrativas, como sugiere el diario que se hace eco de la noticia, sino aplastado por el peso de un movimiento de oposición ciudadana que rápidamente cuajó en las plataformas Salvar La Vega y que se coló en tiempo y forma por los cauces de la organización judicial autonómica, desembocando en resoluciones que abortaban la posibilidad de que llegase el día de su virtual alumbramiento: la construcción de una mega superficie comercial sobre el suelo de La Vega de Gáldar. Las partes que han copulado para hacer posible el fantasmagórico y desconcertante renacimiento de este vástago tan vil, han sido, como era de esperar, por una parte los promotores prístinos de ese proyecto, los Hermanos Domínguez, y, por la otra, el Excelentísimo Ayuntamiento de La Real Ciudad de Los Caballeros de Gáldar; cada uno de ellos poniendo, por supuesto, la parte correspondientemente necesaria en cualquier romance político-empresarial destinado a la procreación.

 

El proyecto de una superficie comercial de 127.000 metros cuadrados en la zona de La Longuera, en La Vega Mayor de Gáldar, hunde sus raíces en un momento en el que el Bloque Nacionalista Rural no era más que un pretendiente al gobierno local con escasas probabilidades de ver satisfechas sus aspiraciones, dado que la alcaldía estuvo durante algo más de una década y media bajo el dominio del partido socialista encabezado por Demetrio Suárez, responsable este último de aportar, en un primer momento, algo más que la cobertura política necesaria para convertir el sueño de un centro comercial en la zona de La Longuera, en una opción, en una posibilidad viable. La historia no contada y pretendidamente ahogada bajo un simulado e inocente olvido, y que es la que da vida a este magalómano proyecto, es la que aquí nos proponemos relatar, con la intención de rescatar del olvido malintencionado, el estrecho vínculo que emparentó las vicisitudes iniciales de dicho proyecto comercial con el ascenso de Teodoro Sosa Monzón, y del grupo que actualmente lidera, el BNR, hasta, en un primer momento, el ayuntamiento local, para, con posterioridad, conquistar la alcaldía que hoy ostenta pero que por aquel entonces oficiaba para él como su más anhelado deseo en lo que a la política se refería.

 

Es evidente que, a fecha de hoy, algunas cosas han cambiado. Por ejemplo, ya Teodoro Sosa no es un mero aspirante al poder, no por lo menos al que emana de encarnar la alcaldía en su pueblo natal, pero durante su fase de aspirante, aunque hoy no parezca tan evidente, hacía gala de una vehemente oposición al proyecto de ubicar una superficie comercial en el suelo de La Vega. Esto último, como resulta casi obvio- dado que es el motivo que nos obliga a escribir estás páginas para rescatar del olvido esta historia- tampoco es lo que era para él ni para algún que otro miembro de su partido con el que compartió filas en los tiempos fundacionales del BNR, a saber, una aberrante actuación sobre una zona de incontestable valor agronómico y paisajístico que lo impulsó a promover un movimiento de oposición ciudadana y del que él y, como se verá, otros miembros de otras fuerzas políticas a la sazón en la oposición, obtuvieron los votos de los vecinos de Gáldar necesarios para hacerse un hueco entre los asientos del ayuntamiento galdense como primer paso para arrebatarle a Demetrio Suárez y su partido, el reinado local que ejerció de forma continuada durante un número nada desdeñable de legislaturas.

 

De ferviente detractor de la ubicación del proyecto comercial en el suelo de La Vega, pasó a convertirse en celoso defensor del mismo, y el único factor diferencial que varió en el transcurso de ese su súbito cambio de postura, casualmente no fue otro que el de pasar de ser un mero aspirante a la alcaldía a su conversión en el miembro de un partido político con representación al frente de las instituciones del gobierno local. Como se verá, no fue el único aspirante al poder en sufrir esta misteriosa transmutación que suele afectar a quienes tienen que padecer el ver cómo sus anhelos políticos ven la luz de su feliz realización. Así pues, como dijo el condenado a muerte de Aleksandr Pushkin, “procedamos”. Y procederemos a contar la historia de este proyecto político- empresarial que, dada su extensión, nos pone en la situación, quizás un tanto desconcertante pero quizás también por ello excitante para quienes nos lean, de tener que presentar nuestro relato fragmentado en diferentes entregas con el beneplácito del medio editorial que nos brinda esta oportunidad y al que no queremos dejar de hacerle llegar nuestros agradecimientos.

 

Continuará... 

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