En mi opinión, es la frase más absurda y estúpida que se haya dicho o escrito en la historia, y no me extraña que sea el colofón de una negociación de venta de armas por parte de algún señor de la guerra, de los que lamentablemente abundan en el mundo.

 

Resulta que en uno de mis paseos por la playa, encontré un remanso de paz.

 

La tarde estaba tan en calma que las pequeñas olas parecían peinar el mar.

 

Ya casi anocheciendo, una enorme luna empezó a salir en el horizonte, dejando una estela de luz sobre el mar que alcanzaba la orilla.

 

A pocos metros de mí, una pareja de jóvenes caminaba por la orilla y se subieron a una tarima de madera mientras reían. Una pequeña vela plana y una botella de vino fue lo que logré ver que habían dispuesto para la ocasión.

 

Lo cierto es que la imagen de aquella luna enorme y plateada, con su estela en el mar, y la silueta de los jóvenes, me pareció un romántico y esperanzador remanso de paz.

 

Y yo me pregunto: ¿tan difícil es que los gobiernos nos dejen en paz? ¿Tan complicado es que podamos subirnos todos a esa tarima y poder encender esa vela?

 

Mucho me temo que la maldad que habita dentro de estos impresentables que gobiernan el mundo nos está ganando la partida otra vez.  Son genocidas sin cara, que persiguen al inmigrante por el simple hecho de intentar una vida mejor. 

 

Por desgracia vemos pueblos sometidos por sus propios gobiernos con la espada del terror, bombas que destruyen a otras bombas, etc etc, sin hablar de las guerras silenciosas, las comerciales, para que ellos,  sentados en sus sillones de cuero, escarranchados como bestias sudorosas, sigan engordando, mientras la mayoría son condenados a la hambruna y a las balas.

 

Pedirles que piensen en nosotros me parece quimérico, totalmente absurdo porque harán oídos sordos. Siento mucha pena, por una parte, y rabia e impotencia por otra. Este mundo es claramente de los poderosos.