El nacer

Hoy has llegado a este mundo, has surgido de ese otro en la que navegabas dentro de una concha que te ha protegido durante nueve meses y en la que comenzaste a sentirte a ti mismo y cuando percibas ya la noche y el día, de pronto se vacía y te arrastra hacia un gran resplandor de luz y llegas. Lloras, no comprendes dónde estás, pero respiras profundo y percibe por primera vez ese olor de este mundo que impregnará tu esencia para siempre. Has nacido, ¿De dónde vienes, a dónde vas?.

Estás desvalido, buscas el calor que te arropaba en esa nave biológica en la que flotabas, ahora sientes un gran peso. Te cuesta moverte, pero en ese desconcierto reconoces la voz de la Mamá que te susurraba durante la travesía interestelar y que sigue estando contigo en este nuevo mundo y que te amamanta entre sus brazos y absorbes de ella ese líquido del manantial que da vida. Miras asombrado cuantas cosas te rodean sobre una veladura de color rosa en la que se graban instantáneas en tu interior cual si fuera una película y quieres interpretarlas pero no puedes. -¿Son reales o ficticias?- Todas se guardan en esa caja fuerte protegida que contiene el mayor tesoro de tu existencia y que fotograma a fotograma quedan archivas en ese superordenador o cerebro que viene añadido de valor supremo.

Y creces, luchas, sientes y transcurre el tiempo, pero tu esencia es única e individual y recuerdas con nostalgia o con alegría las peripecias de buena o mala suerte de las vivencias que te ha tocado en la ruleta de la vida, pero todo ha sido un aprendizaje a través de ensayo y error “Ley de efecto“ bajo el prisma matemático de los algoritmos con los que se pretende en la actualidad encontrar respuestas a todo el contenido universal. Nunca alcanzarás el pleno conocimiento sin que contemples y des razón a la existencia de lo espiritual en lo humano.

 Andrés Bolaños Jiménez.