Rebajar la edad de votar a los 16 años, me parece prematuro

Juan Reyes González

[Img #5587]A mi juicio, lo de rebajar la edad de votar hasta los 16 años, es algo prematuro; porque, a pesar de que, dispone de algunas ventajas, no es menos cierto, de que también dispone de desventajas o inconvenientes; y como no podía ser de otra manera, las iremos viendo, a lo largo del desarrollo de este artículo; a saber, a esas edades, ni que decir tiene, que se cuenta con un cerebro inmaduro y demasiado emocional; razón por la que, es mucho más fácil que calen los mensajes extremos y negativos; pero también es cierto, que a los 16, el razonamiento o la argumentación funcionan de manera similar a la de un adulto; o sea, que de la misma manera que están capacitados para solucionar problemas matemáticos o físicos, deberían estarlo para valorar qué candidatura política les resulta más interesante.

 

Entonces, ¿que veríamos de positivo con adelantar la edad de votar, a los 16 años? Pues, en principio, uno de los motivos, podría ser, la idea de engancharlos antes y reducir la abstención; dado que, a los 18 años se entra en una etapa de cambio radical en la que salen de casa y comienzan la universidad (muchos se desplazan incluso a lugares distintos de sus provincia y regiones), siendo por ello, más que complicado, que con tanto aliciente, den prioridad al voto. Sin embargo, es evidente, que a los 16 años, siguen protegidos en casa y tienen más tiempo para reflexionar y adquirir ese hábito.

 

Pero, visto lo visto, ¿dónde está entonces, la gran diferencia entre los adolescentes y los adultos, a la hora de tomar una decisión, al margen de que todos estemos muy activos emocionalmente a cualquier edad? Pues bien, a mi juicio, la diferencia estriba en que los adolescentes, tienen menor capacidad para gestionar las emociones que generan en su etapa, porque éstas, son muy reactivas; lo que quiere decir que reaccionan con mayor rapidez y agresividad ante cualquier situación. A esto se añade, que el sector de nuestro cuerpo, que actúa como regulador del estado emocional de los adolescentes, está en pleno proceso de cambio, lo que hace, a mí entender, que pierda eficiencia en su funcionamiento; por lo que (sirva como ejemplo), si se diera el caso de que el día antes de unas elecciones apareciera un bulo, sería bastante fácil que este bulo desviara su criterio, por el simple hecho, de que a esa edad suelen ser, generalmente, más influenciables y manipulables, además de sentirse muy atraídos, por los mensajes extremos y negativos.

 

Entonces, entiendo que a los 16 años, el sector de nuestro cuerpo que se encarga de gestionar las emociones, para evitar actuar de forma impulsiva en la adolescencia, todavía no ha llegado a la altura del nivel de maduración exigible. Pero eso sí; tenemos la certeza, de que las decisiones en frío las suelen gestionar bien; pero, la cosa cambia sobremanera, cuando tienen que tomar las decisiones en caliente; porque al recibir el golpe, le puede la emoción y la respuesta suele ser mucho más impulsiva; o sea, que los adolescentes, suelen tener una gestión bastante pobre, cuando tienen que tomar decisiones en caliente.

 

Pero esto no termina aquí; porque, hasta ahora no hemos mencionado para nada, los niveles hormonales, que, como todos sabemos, también juegan un papel muy importante; tan importante, que, a los 16 están muy alterados; alteración, que sin lugar a dudas, afecta sobremanera a la impulsividad.

 

No olvidemos, que los adolescentes, suelen vivir las historias de forma extrema; o sienten que están contigo o contra ti, les cuesta más ver los matices. Además, se sienten atraídos por todo lo que tiene que ver con el riesgo; y ello, tiene una función evolutiva con el transcurso de los años, en que irán aprendiendo a tomar decisiones en situaciones difíciles, por pura supervivencia de cara a su futuro.

 

Para acabar, me reitero en lo que hemos venido manifestando a lo largo de este artículo; y ello es, que el cerebro del adolescente, a estas edades, no está en su mejor momento de madurez, para tomar decisiones que tengan una repercusión social importante, ya que, las ideas del adolescente son bastante inestables, por lo que pueden cambiar de parecer,“en un abrir y cerrar de ojos”.

 

Juan Reyes González

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