“EL SUEÑO DEL PATRICIO” DE MURILLO
Narra la leyenda, que durante el gobierno del Papa Liberio (352-366), un matrimonio de la alta nobleza romana, formado por Juan Patricio y su esposa, sin hijos y ya ancianos pedían a la Madre de Dios que les diese un indicio de la mejor manera de legar su gran fortuna para mejor agradar a su Hijo.
A ambos esposos, la noche de un cuatro a un cinco de agosto en plena canícula romana, la Virgen se les apareció en sueños y les indicó su voluntad de que levantasen en su honor un templo en el monte Esquilino, una de las siete colinas sobre las que se había construido la capital del Imperio, precisamente en el lugar que apareciese cubierto de nieve. Esto, en pleno verano y en Roma, no podía ser otra cosa que el resultado de un milagro.
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Al día siguiente, los esposos fueron a contar su sueño al papa Liberio que les aseguró haber tenido la misma revelación durante la noche. Rápidamente se organizó una procesión hasta la cima del lugar señalado por la Virgen. Al llegar al mismo, todos los presentes pudieron contemplar maravillados un trozo de terreno cubierto de nieve blanca y fresca mientras a su alrededor toda Roma sufría los rigores del calor de la estación. El templo construido en el lugar del milagro es en la actualidad la Basílica de Santa María la Mayor.
Esta es la leyenda tal como aparecía en los breviarios hasta la última reforma litúrgica y que seguramente no surgió hasta mucho más tarde de la construcción del templo mencionado, pero que ganó rápidamente el fervor popular, hasta tal punto que en las centurias siguientes muchos artistas representaron el milagro y sus personajes. En la misma basílica, un discípulo del gran pintor Giotto pintó en varios lienzos distintos episodios de la leyenda. En uno de ellos aparece el papa Liberio, con la mitra al lado; encima, ángeles y llamas, y, delante, la Virgen que le dirige la palabra. En otro aparece el noble Juan Patricio, a quien se le aparece también la Virgen. Otra pintura nos presenta a María haciendo descender la nieve sobre el Esquilino.
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Para recordar el milagro de la nieve, en la Basílica de Santa María la Mayor se celebra cada 5 de agosto la “Lluvia de Pétalos Blancos”. Se abre una trampilla en el techo de la basílica y se deja caer una gran cantidad de pétalos de rosas blancas. El Papa Francisco acudió por primera vez a esta celebración el pasado año.
La primitiva iglesia construida en el Esquilino no estaba consagrada a María. En un principio se le denominaba basílica Sociniana, y en algunos documentos Liberiana, por su papa fundador. No fue hasta su reconstrucción por Sixto III (432-440) cuando se consagró a la Virgen, como consecuencia de la proclamación de la maternidad divina de María, La Theotokos, en el Concilio de Éfeso del año 431 contra lo defendido por el hereje Nestorio. Esta es la explicación que los libros litúrgicos le dan en la actualidad, por lo que la fiesta del cinco de agosto se denomina hoy en día “Dedicación de la Basílica de Santa María”.
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La basílica -primera iglesia levantada en Roma en honor a María- se convirtió en la iglesia madre de todas cuantas se alzaron en Occidente en honor a la Madre de Dios. La pintura de Nuestra Señora y el Niño es conocida como Salus Populi Romani -Protectora del Pueblo Romano- un icono de tradición bizantina y que según la leyenda había sido pintada por San Lucas sobre madera de cedro y trasladada a Roma desde los Santos Lugares por Santa Helena. También se conserva en ella lo que se cree sea una parte de la Cuna de Belén por lo que el Papa celebra allí la eucaristía de la Nochebuena y está también ligada a la misma la advocación de Santa María del Pesebre desde el siglo VII. España tiene una especial relación con este templo: a su entrada se encuentra una estatua del rey Felipe IV; el artesonado fue decorado con el primer oro que los españoles trajeron de América; en ella celebró su primera misa el santo español San Ignacio; el rey de España tiene el título de canónigo honorario del mismo; etc.
La nueva devoción se difundió rápidamente por toda la Cristiandad, y bajo el nombre de Nuestra Señora de las Nieves o Santa María la Blanca, se le dedicaron infinidad de ermitas y templos. Sólo en España son incontables los lugares que la tienen por patrona, bajo una u otra advocación: la diócesis de Ibiza, Chinchilla (Albacete), Arcos de la Frontera (Cádiz), Trevélez (Granada), Bulnes de Cabrales (Asturias), Arnedillo (La Rioja), Espinosa de los Monteros (Burgos) Puebla de Lillo (León), ... etc.
Aunque la mayoría de las imágenes existentes de Santa María la Blanca son de los siglos XII o XIII (como, por ejemplo, la de Villalcázar de Sirga en Palencia, ante la que se dice escribió y a la que dedicó sus Cantigas el rey Alfonso X el Sabio); la referencia más antigua que se conoce sobre la advocación viene del reinado del rey godo Gundemaro (610-612), quien con la intención de erradicar la herejía arriana entre los vascos, decidió atacarles con un pequeño ejército al que hizo acompañar con una imagen de la Virgen, que, según la leyenda, había sido fabricada en Antioquia por San Lucas y traída a Toledo, capital del reino. Esta imagen iba sobre un carro, en cuyos lados figuraba la inscripción “Santa María La Blanca”. La imagen y su devoción fue implantada en Marcilla y es la razón de que años más tarde el rey Sancho VI el Sabio, también muy devoto por influencia de su esposa la reina Blanca de Navarra, al fundar en el siglo XII la ciudad de Vitoria sobre una anterior aldea llamada Gastéiz, la pusiera bajo el patronazgo de la Virgen Blanca o de las Nieves.
La advocación se fue extendiendo pareja a la Reconquista y a fines de la Edad Media eran aún más los templos construidos en su honor, desde Tudela a Sevilla. También es constatable el que en la controversia que durante la Baja Edad Media se creó en torno a la Concepción Inmaculada de María, en la que ésta no se admitió en un primer momento por la totalidad de la Iglesia y fue contestada negativamente por teólogos de importancia, la defensa de la misma fue ejercida básicamente por el pueblo y desde el pueblo, produciéndose una estrecha relación entre la antigua advocación de la Virgen de las Nieves-La Blanca y la nueva de la Inmaculada Concepción. Tal es así que por ejemplo en la catedral de Tudela la primitiva capilla dedicada a la Virgen Blanca o de las Nieves se transformó y dedicó a la Purísima Concepción. O también, como para conmemorar la promulgación del Breve del Papa Alejandro VII acerca del dogma de la Inmaculada Concepción, el pintor Bartolomé Esteban Murillo representó en 1665 la leyenda de Nuestra Señora de las Nieves en dos lienzos de grandes proporciones (232 x 522 cm.) para la iglesia sevillana de Santa María la Blanca. Las pinturas, en la actualidad en el Museo del Prado, representan respectivamente y “El patricio revelando su sueño al Papa” y le fueron encargadas por el canónigo Justino de Neve y Yébenes con ese motivo y por las obras de renovación que entre 1662 y 1665 se llevaron a cabo en dicho templo. En las fiestas de dedicación del mismo en 1666 se acuñó una letrilla popular que aludía a la Blancura y Pureza Inmaculada, sin mancha, de la Virgen: “Del Sol, aunque siempre Blanca, no me ofende el arrebol, porque me conoce el Sol”
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LA BASÍLICA DE SANTA MARÍA LA MAYOR
La Basílica que ya alberga la tumba del Papa Francisco y que de seguro se convertirá en un lugar de visitas y hasta de peregrinaciones alberga el icono mariano referido la Salus Populi Romani, en un panel de madera de cedro que muestra a la Virgen de pie de medio cuerpo con el niño en brazos.
Son numerosas las donaciones que los Papas han dedicado al Icono a modo de exvotos: desde Clemente VIII (1592-1605) hasta Gregorio XVI (1831-1846) y Pío XII (1939-1958), los Papas ofrecieron al Icono preciosas coronas y joyas, expresando así la intercesión confiada a Salus en los diversos desafíos del tiempo.
El Papa Pablo V (1605-1621) hizo construir la Capilla Paulina, un suntuoso cofre del tesoro para la Salus Populi Romani. Con esa ocasión se organizó la ceremonia solemne del "Traslado", cuyo aniversario aún se celebra cada último domingo de enero. Tanto el relicario original como la cubierta de plata de la época de Pablo V se encuentran hoy en el Museo Histórico de Liberiano.
El Papa Pío XII, durante el Año de María, el 1 de noviembre de 1954, honró al icono con una procesión desde Santa María la Mayor hasta San Pedro, donde posteriormente fue coronada Reina con coronas y joyas.
El Papa Francisco puso sus viajes apostólicos bajo la protección de la Salus, y la visitaba antes de sus partidas y después de sus retornos.
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LA VIRGEN DE LAS NIEVES EN ARGENTINA
La veneración por la Virgen de las Nieves en Argentina se remonta a los orígenes de la fundación de Buenos Aires en 1580; siendo en la actualidad, la imagen más antigua de la ciudad. Se encuentra en la Parroquia de San Ignacio, ubicada en Defensa y Alsina.
Nuestra Señora de las Nieves es la segunda patrona de la ciudad, tras San Martín de Tours. La información documentada más antigua de este patronazgo se remonta a 1611, en la Actas del Cabildo, donde se establece que se celebre su fiesta. Desde 1672 su imagen se veneraba en la Iglesia de los Jesuitas y su autor fue el tallista Isidro Lorea. En el acta del 11 de octubre de 1688 se afirmaba que “Nuestra Señora de las Nieves, patrona de esta ciudad y puerto desde su fundación, que está colocada con toda decencia en el Colegio de la Compañía de Jesús de esta ciudad”. Por otra parte, también el 9 de febrero de 1692, el Cabildo acordaba que “por cuanto desde la fundación de esta ciudad, se formó y puso como lo ha estado hasta el tiempo presente, un cuadro de lienzo en el que están dibujados los patronos de Buenos Aires, que son la Virgen Santísima María Nuestra Señora de las Nieves y San Martín, y que dicho lienzo respecto a su antigüedad, se halla casi sin efigies, es necesario se haga y forme otro nuevo”. Cuando la Compañía de Jesús sufre la primera expulsión, la devoción fue mantenida por una hermandad de españoles llamada “La Virgen María” (www.baiglesias.com)
Nuestra Señora de las Nieves, es asimismo patrona de San Carlos de Bariloche, de las actividades de montaña y del Ejército de Montaña.
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LA DEVOCIÓN E ICONOGRAFÍA DE LA VIRGEN DE LAS NIEVES EN GRAN CANARIA
Agaete, Marzagán, El Palmar de Teror, Agüimes y Lomo Magullo son los lugares que tienen a Nuestra Señora de las Nieves como su advocación titular unos y en otros son presencia de fervor e historia.
La imagen que se venera en Lomo Magullo se tiene por reproducción escultórica de la pintura que alberga la Basílica de Santa María la Mayor de Roma.
Una relación más que une todo lo que está ocurriendo en el Vaticano y el Papado, con Gran Canaria y con todo el archipiélago canario, donde la advocación de las Nieves es muy querida y titular en la isla de La Palma.
José Luis Yánez Rodríguez
Cronista Oficial de Teror

































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