LA BRISA DE LA BAHÍA (225). Tiempos Modernos

Entonces recordé a Charles Chaplin y su película Tiempos Modernos, sátira de la mecanización del trabajo y de la producción permanente que incita al consumo constante.

Juan Ferrera Gil Lunes, 07 de Abril de 2025 Tiempo de lectura:
Tiempos Modernos. Juan FERRERA GILTiempos Modernos. Juan FERRERA GIL

El domingo, 19 de enero del año en curso, el periódico LA PROVINCIA despachó la portada, tal y como muestra la imagen, en un auténtico alarde de lo que se nos vendría encima en los meses siguientes: un nuevo Gran dictador, ignorante y sumamente peligroso había nacido para cambiar los noticiarios como si fuera el único amo del mundo.

 

Entonces recordé a Charles Chaplin y su película Tiempos Modernos, sátira de la mecanización del trabajo y de la producción permanente que incita al consumo constante. El título es para el que escribe una ironía; por otro lado, tan difícil de ver y apreciar. A las siete y media de la mañana la portada me impactó: el Gran Dictador, inculto y analfabeto, se aventuraba en un mar negro donde solo dejaba un pequeño hueco, a modo de puerta, para indicar su regreso: no se iría nunca. Felicitamos al creador de la portada porque en apenas una imagen ha sabido trasladar toda una serie de sensaciones en estos tiempos de ahora tan raros y asirocados. La llegada del nuevo Gran Dictador al poder es todo un misterio en el que el juego de las decisiones y las alianzas van a significar mentalidades nuevas, obtusas, donde las redes sociales vendrán para denigrar aún más a los adversarios que no comparten su modo de hacer y ver la política. Por eso hablamos de Tiempos Modernos, sencillamente porque ya no los entendemos. Ni compartimos, por supuesto. Estos momentos en que los magnates tecnológicos se arriman descaradamente al poder para conseguir medrar y aumentar su poderío económico se han convertido todos ellos en enanos mentales de los que el Gran Dictador, despreciativo y grosero, apartará de su gobierno cuando se cansen de trabajar. Solo hay que esperar a la corriente del río: sus cuerpos flotarán en él.

 

El envalentonamiento de una persona mayor, en el caso que nos ocupa, es poner el carro antes que los bueyes: un delincuente sentenciado que dirige el país más mediático de la Tierra. De lo que se deduce que la realidad supera a la ficción. Si hace unos años nos hubieran dicho algo así, lo menos que diríamos es aquello de que “la imaginación vuela”; sin embargo, la creatividad se queda corta ante lo que se avecina: el gobierno de los ricos; esos mismos que no dispondrán de años para gastarse sus estratosféricas fortunas.

 

En cualquier caso, la portada de LA PROVINCIA dice todo lo que uno quiera pensar y más: ese ha sido su objetivo. Y tengo para mí que su creador lo ha conseguido: ha logrado encontrar la clave de la incompetencia, de la desfachatez y aquello que Groucho Marx sostenía: “si no le gustan mis principios, tengo otros”. De ahí que esa actitud camaleónica del Gran Dictador, incapaz de aplicar la empatía, le pasará factura: solo hay que apostarse a la orilla del río para ver pasar su cadáver, como dijimos antes. Pero, primero, pasarán otros. Al tiempo.

 

Vivimos tiempos oscuros donde los algoritmos resuenan como relámpagos estridentes y monstruosos que no solo infunden miedo y temor, y desasosiego, sino que, además, entran en nuestras casas por las ventanas orientadas directamente a la calle.

 

Vale.

 

Juan FERRERA GIL

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