LA BRISA DE LA BAHÍA (222). Parabere, de Andrea Cabrera y Aldo García

Dos escritores que han unido sus fuerzas y han venido para abrirse paso en el panorama literario nacional.

Juan Ferrera Gil Lunes, 17 de Marzo de 2025 Tiempo de lectura:

Acabo de leer la novela de Andrea Cabrera Kñallinsnky y Aldo García Arias, Parabere, Siruela Nuevos Tiempos, Madrid, 2025, y no solo me ha sorprendido gratamente, sino que viene a confirmar la presencia, siempre agradable, de dos escritores que han unido sus fuerzas y han venido para abrirse paso en el panorama literario nacional.

 

Todavía me pregunto cómo se puede escribir tan buena historia “a cuatro manos”. ¿Se repartieron los papeles? ¿Cómo redactaban? ¿Se leían lo que cada uno hacía antes de dar el siguiente paso? Lo que sí sabemos es que como lector la sorpresa ha sido afable y acogedora. Y eso no solo es bueno, que también, sino que cuando cerraba el libro quedaba un regusto especial que incidía otra vez en su buena factura y en el que venía a percibir, además, que era una pena el atrevimiento de cerrarlo nuevamente. Ya lo dijimos antes: estamos ante dos escritores de raza.

 

Tras un inicio claramente culinario, la novela se va transformando en cuanto los personajes ganan en individualidad y en sus propias historias vividas y, en algunos casos, sufridas; así la lectura se significa en desmedida pasión. Ingenio o destreza de los autores, como ustedes lo quieran calificar.

 

Los distintos avatares del relato, que incide en cada uno de los intervinientes, se suceden en perfecta continuidad y hablan todos ellos no solo de otros tiempos, sino de normalidad ideológica, acorde con cada clase social, y de hechos cotidianos que bien pudieran haber sucedido de esa manera. Si no ha sido así, se asemejan mucho a los hechos auténticos que encierran vidas, pareceres y puntos de vista diferentes y con acusada y demostrada personalidad. Y precisamente en esa diferencia, donde “arriba y abajo” se suceden casi alternativamente, se encuentra la calidad de la novela: presenta un mundo que existió y que regresa nuevamente para decirnos que la vida es una sola. Y hay que vivirla.

 

Presentar una visión de la Guerra Civil en unos personajes concretos no solo es contarla entera, sino que, además, resulta tan cercana que por esa misma razón nos aturde, aprisiona y acogota y donde las bombas al caer resuenan en la mirada de las nuevas incorporaciones en la trama general con el fin de permitir avanzar la acción. Y los autores lo consiguen.

 

No sabemos si el libro cuenta con setenta y cinco páginas de más; pero sí les podemos asegurar que las historias de los variados personajes están contadas con solvente seriedad y con dosis perfectas de intervención en el ejercicio principal en el que se aventura que nos encontramos ante unos autores de peso, que saben de lo que hablan y escriben y que, además, han venido para reclamar su espacio en este mundillo literario que se caracteriza por la vanidad desmedida y por la lucha constante para poder abrirse paso.

 

Sin embargo, Andrea y Aldo representan, acaso, lo mejor de la escritura, perdón, de la Literatura, entendida con mayúsculas. Como debe ser. Es de las pocas veces que hemos podido sentir y apreciar que 500 páginas no son tantas.

 

Juan FERRERA GIL

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