La no tasa turística, los cruceros y Canarias tiene un límite

Tal y como bien ha explicado el periodista Francisco Pomares, la tasa, al contrario que el impuesto, tiene por contraprestación un servicio. Por tanto, la mal llamada tasa turística no es una tasa, sino un impuesto con efecto en los presupuestos públicos. Los impuestos se recaudan proporcionalmente para financiar los servicios públicos: agua, electricidad, alcantarillado, telecomunicaciones y cobertura 5G, carreteras, parques, limpieza de viario, basura, policía, albergues caninos, sanidad ambiental, salud pública, etc. 

 

Como ciudadano canario, la pregunta que me hago al respecto es la siguiente: ¿por qué tenemos que financiar los ciudadanos locales los servicios públicos destinados a cubrir las necesidades de los visitantes extranjeros? ¿No sería lo justo que los 18 millones de visitantes anuales contribuyeran con su parte proporcional a la financiación de los servicios públicos que disfrutan durante su estancia en las islas? 

 

El Ayuntamiento de Mogán acaba de aprobar en pleno la introducción de una tasa turística de 15 céntimos al día por visitante. Lo primero que habría que decir es que este tributo no se trata de una tasa, según lo explicado en el párrafo anterior, sino de un impuesto. Estos 15 céntimos diarios son irrisorios. Claramente, Mogán está haciendo una campaña de marketing social en la que se presenta como municipio pionero en Canarias al introducir este impuesto (no tasa) y al mismo tiempo lo hace de forma blanda para que éste no tenga un impacto negativo en el precio final del producto turístico. Es decir: pamplinas.

 

Lo que habría que hacer es darnos, por primera vez en nuestra patética, sumisa y genuflexionada historia, el valor que tenemos como sociedad privilegiada por habitar en las islas afortunadas. Olvidémosnos de la tasa y requiramos a nuestros representantes políticos la implementación inmediata de un impuesto de al menos 70€ por turista y por semana de estancia. Escucho en diferido futuro las risotadas y los gritos de algunos, pero, amigos expertos en turismo, ¿no es esa cantidad la que abona cualquier crucerista del planeta sobre el precio de venta al público del crucero? 

 

La famosa "cuota de servicio" que cualquier ciudadano debe pagar por anticipado junto con el precio del crucero es de 11€ por adulto por día. ¿Alguien de ustedes conoce a alguien que se haya negado a abonar este impuesto y por tanto haya cancelado su crucero? La respuesta es no.

 

Si queremos que esto camine, tenemos que pasar a la acción y llevar la prerrogativa en el liderazgo turístico. Con este sobreprecio se estaría poniendo un límite discreto y racional a la venida masiva de turistas, ya que habría una minoría de potenciales visitantes que no estarían dispuestos a pagarlo. Pero si cualquier europeo está dispuesto a pagar un sobreprecio de 77 € por semana para estar encerrado en un camarote de tres pos dos con o sin vistas al mar, ¿cómo no lo va a estar para pasarse siete días en este bendito paraíso terrenal que son las Islas Canarias, con sus bosques de laurisilva, volcanes, playas de ensueño y habitantes hospitalarios?

 

77€ por visitante por semana por 18 millones de turistas asciende a una recaudación de 1386 millones de euros, el 10% del presupuesto regional para 2025. Con estas cifras ya estamos hablando en plata. Sin duda, este impuesto disuadirá a un porcentaje reducido de turistas de venir a Canarias, con lo cual, estaríamos poniendo en práctica las reivindicaciones de Canarias tiene un límite. Además, la compensación económica sin duda redundaría en la mejora de los servicios públicos, de los cuales nos beneficiaremos tanto los locales como los visitantes. Por supuesto, ésta no puede ni debe ser la única medida a implementar para mejorar las condiciones de vida de los canarios. Pero sería sin duda una medida potentísima, disuasoria y muy enriquecedora. Soñémoslo y hagámoslo realidad.