Imagen de archivo de la manifestaciónEste mes de febrero se han cumplido 35 años de la mayor manifestación celebrada para una reivindicación medioambiental en el norte de la isla, y que además fue convocada por colectivos sin ánimo de lucro y no por instituciones, congregando a varios centenares de personas que llenaron de colorido y de consignas la calle larga. El motivo fue la grave contaminación producida en el barranco de Gáldar, con una balsa de aguas fecales al aire libre que superaba los 4.000 m2 de superficie, que inhabilitó la playa de Bocabarranco para el baño y que tenía al barrio de Nido Cuervo y otras casas aledañas anegadas de mosquitos y de insufribles malos olores.
El Colectivo de Acción Ecológica “Barrilla” y la Asociación Cultural “Altahay”, junto con un buen grupo de Surferos de Bocabarranco y el Agujero, constituyeron en Gáldar en el año 1989 una “Coordinadora contra los vertidos”, que se empleó a fondo para visibilizar la inacción municipal que había hecho posible que el barranco acumulara aguas fecales con gran perjuicio para el barrio de Nido Cuervo, cuyos vecinos estaban desquiciados y ya no sabían qué hacer.
La campaña de denuncia y de sensibilización, así como la convocatoria de esa histórica manifestación, fue con los recursos de la época: recogida de firmas en papel, grabación de video de entrevistas a los vecinos afectados, reparto de panfletos, emisión de cuñas radiofónicas en Radio Tabona, distribución de un bono de apoyo de 100 pesetas para hacer frente a los gastos, colocación de carteles en numerosos lugares del municipio, confección de paneles informativos y de pancartas, megafonía ambulante desde un coche recorriendo las calles…
La prensa escrita se hizo eco del problema, acogiendo no sólo los comunicados de aquella Coordinadora sino las noticias en las que se expresaba el apoyo de la Federación de AA.VV. Moguigal y de los grupos políticos de la oposición en el Consistorio, dándose la circunstancia de que a la manifestación acudió el propio alcalde, yéndose sobre la marcha cuando las consignas a voz en grito lo comenzaron a señalar.
Dicho alcalde, por cierto, con comportamientos más propios de otros tiempos más oscuros, había llamado en los días previos al Ayuntamiento a algunos jóvenes firmantes del pliego presentado con cerca de 1.000 firmas para “darles información”, en una entrevista que tuvo tintes intimidatorios.
Tras el recorrido desde Las Guayarminas hasta la plaza de Santiago aquel sábado 10 de febrero, el manifiesto que se leyó al final, entre otros aspectos, denunciaba que el Ayuntamiento ponía trabas a la actuación de los ciudadanos concienciados, que la obligación de los organismos públicos era evitar la degradación ambiental, y que tocaba atender todo lo relacionado con las reivindicaciones populares.
A pesar del paso del tiempo hay comportamientos que se han mantenido en nuestros organismos públicos, por desgracia para la preservación de nuestro medio.
Asociación Cultural ALTAHAY.

































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